Durante la semana, el instituto estuvo bastante intenso en cuanto a la educación sexual.
Y era obvio el por qué.
La fiesta de enamorados se acercaba. Era cuando ocurrían en gran magnitud dos cosas: Una, accidentes automovilísticos por jóvenes ebrios. Y dos, embarazos.
Yo no tenía ganas de asistir, no bebía, y mi contacto con chicos, desde Zach había sido nulo. Todos los días anteriores, me escapé de las clases de sexualidad. No era un tema que quisiera tocar con Zach a unos pasos de mí, y al otro lado Josh, quien al parecer ignorando que uno de sus amigos había sido mi novio, intentó y sigue intentando más.
Caminé esa tarde como de costumbre. Me colocaba los auriculares y me iba a trotar por allí, mi coleta se movía con el viento y solo me detuve cuando mis pantorrillas comenzaron a arder a causa del esfuerzo.
- Vaya, sí que corres - Dijo alguien con la voz apagada, exhausto. Parecía venirme persiguiendo desde hace rato, pero al oír música lo ignoré por completo.
- Josh... lo lamento, no te oí.
- Esta bien, no hay... proble... ma... - Susurró entre pausas. ¿Estaría dándole un infarto?
Me reí un poco.
- ¿Te sientes bien? – bajé a la altura de sus ojos observándole. - ¿De verdad prácticas fútbol americano? – Negué divertida.
- Estoy perfecto. - Levantó sus ojos azules hacia mí.
Y, Oh cielo bendito.
Ese chico era tan hermosamente guapo.
Desde que había terminado con Zach no había tenido ojos para nadie, aunque de todos los del instituto y en especial de los cercanos a Zach todos pedantes y degenerados, era quien mejor espina me daba.
Además de alto, bien formado, cabello oscuro muy azabache, con brillos casi azulados, y ojos, azules, parecían estrellas en medio de la noche. Su mentón era firme y bien formado, y aquellas cejas, alcé una de las mías.
Perfiladas y espesas.
Era un rostro memorable.
Y altamente peligroso.
Observe mi reloj tratando de ignorar aquella sensación en mi cuerpo, ¿Sabrían sus labios mejor que los de Zach?, no, quizás no... Vale, ya ¡deja de mirárselos! Me reproché a mí misma. El al terminar de amarrarse las agujetas se levantó estirándose un poco.
Bien, bien. Si allí abajo se veía atractivo, ahora viéndolo de pie con la camiseta azul oscura pegada a su torso y unos shorts cortos con el cable de los audífonos colgando... Bueno, si tenía pinta de jugador.
Carraspeé mirando a otro lado.
Estaba viendo a un potencial modelo de jeans de Calvin Klein en un futuro.
- ¿Abby?
- ¿Oh? – logre decir saliendo de mi escrutinio.
Sonrió colocándome una mano en el hombro.
- ¿Segura que no te pasa nada?
- No, también estoy bien. ¿Por qué me seguías?
- Bueno, Salí a trotar también, te vi pasar por la otra calle y pensé que no te importaría compañía, aunque no sé si tu trote cuente como tal, para mi corrías. Mucho.
