Ver a estos imbéciles formados derechamente, con sus trajes de negro impecables daba risa. Aguante mi risa, puse mi mano en la boca.
Papi saludo a todos de un apretón de manos.
-Ella es _______ mi hija. -Papá me apuntó.
Una de las primeras guardaespaldas que estaba en la fila hizo una mueca. Era momento de hablar y demostrar quién era la que mandaba.
Soy ________ y yo mando queridas, y para ustedes soy señorita. -Dije algo más brusco de lo que pensé.
La chica volvió hacer la misma mueca de repugnancia. Esta perra me está colmando la paciencia. Ahora era mi venganza.
-Papi he decidido quedar solo con cinco guardaespaldas. –Le dije a papá poniendo una de mis miradas tiernas.
-Vamos mi amor elige. –Para papá soy su tesoro más preciado, y si yo quiero algo lo consigo inmediatamente.
-Quiero a este, este, este. –Apunte a todos los que quería con mi dedo.
Nana les abrió la puerta a todos lo que había rechazado, entre una de ellos la perra que hizo la mueca.
-Preséntense. –Dije sentándome en el gran sillón
- Todos se presentaron, aburridos. Bostecé muchas veces. Pero llegó el turno del gay de ojos azules.
-Soy Louis Tomlinson, tengo 20 años. –el chico habló con una voz sensual.
-Prosigue. –dije, papá me miro con una cara de pocos amigos.
-Vengo de Doncaster y soy gay. -mi boca amenazaba con caer al suelo, nunca creí que un chico públicamente dijera que es gay.
Todos los presentes me miraron esperando algo más de mí.
-Espectacular chicas. –dije irónicamente.
Louis tosió.
A los minutos después papá se despidió de todos, tenía que ir al trabajo. Solo me quedaba una semana de vacaciones, antes de entrar a la escuela.
Tenía todo planeado este viernes haría una gran fiesta, haría que papá viajara y me quedaría sola en casa. Ese día seria de alcohol, sexo y baile. Me reí al escuchar mis pensamientos.
Estaba en mi cuarto, sacando dinero, quería ir al centro comercial y ya sabía quién sería el guardaespalda que elegiría para este momento, yo lo iba a convertir en hombre cueste lo que cueste y de paso le hago la vida imposible y le demuestro a papá que no soy una niña que puedo cuidarme sola