Prólogo.

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El clima estaba algo indeciso, sin embargo, por la mañana el sol estaba ardiendo, ni siquiera la piscina refrescaba, en cambio ahora, el clima se puso de un color azul grisáceo, empezaron a caer rayos y el viento comenzó a soplar de una manera amenazadora, cómo diciendo <<me llevaré todo aquello que se cruce en mi camino>>.

Me senté a orillas de mi ventana para contemplar el paisaje, para algunos los rayos deben de ser algo feo y poco agradable, en mi opinión los rayos son hermosos, siempre trato de ver algo más en todo aquello que me rodea, para mí todo tiene su belleza, hasta lo más atroz tiene su lado agradable. Tomé unos pinceles de mi mesita de noche y una libreta que llevo conmigo a todas partes, poniéndome a dibujar aquel bello paisaje.

—¿Justo ahora?

Me pregunté en un susurro, al parecer el barco quedó sin energía, me dispuse a seguir dibujando, admirando los rayos caer del cielo de una manera estremecedora, oír como el viento sopla, oír el rechinar de la puerta, ese molesto ruido de la puerta, ese sonido me disgusta desde pequeña. Me levanté de mi lugar para cerrarla, no era posible divisar con claridad el camino, pues, lo único que daba luz eran los rayos, las pocas veces que caían. Me acerqué lentamente a la puerta a punto de agarrar la manija cuando de repente escuché gritos y un relámpago cayó. Llevé las manos al pecho, me había asustado, pero la pregunta ahora era ¿por qué los gritos?, abrí la puerta que daba a los pasillos del barco, no alcancé a ver nada, estaba todo muy oscuro, decidí seguir caminando aun así, mis ojos ya se acostumbrarían a la oscuridad y lograría ver al menos las siluetas de las cosas.

—Emily...

Escuché mi nombre, parecía ser una voz femenina, seguía susurrando mi nombre, así que decidí buscarla. De a poco el sonido fue agudizándose, un rayo alumbró todo el pasillo y pude divisar su silueta atrás de unas cortinas.

—¿Quién eres?

Al preguntar la figura se dio vuelta, se acercó lentamente a mí, y la cortina se deslizó dejando ver sus piernas, eran pálidas, llevaba un vestido amarillento y...

—¡Emily!

—¡Thiago!

Me había tomado por el hombro, este me abrazó con fuerza, algo estaba sucediendo y yo debía saber qué era.

—Debemos irnos, ya, no hay tiempo. —dijo.

—Bueno, pero espera, debemos ayudar a...

Me di vuelta, pero la silueta que antes se encontraba ahí ya no estaba.

—¿A quién? —preguntó.

—Nadie, olvídalo...

Seguí a Thiago por todo el barco, la mayoría de las personas que se habían hospedado salieron, tomando botes, algunos se quedaron por curiosidad, ese era mi caso y el de Thiago, mi mejor amigo.

—Entra, rápido. —me tomó de la mano.

Bajamos unas escaleras que daban a una habitación que había estado oculta todo este tiempo, Amanda la había descubierto cuando empezamos el viaje, hace cuatro días atrás, encontró una pequeña caja en su habitación y adentro estaba la llave, y una carta, la cual ella había leído antes de encontrar este lugar, lo que estaba escrito era un secreto que llevaríamos hasta la muerte.

—¿Por qué me traes acá? —pregunté.

—Debes explicarme esto —sus ojos empezaron a sollozar—, yo sé que debe haber una explicación para esto.

Al parecer la muerte estaba llegando y nos llevaríaa todos, empezando por Amanda.    

N/A:

Como ya habéis leído, esta cuenta pertenece a cinco chicas, síp, el propósito de esto era pos... escribir nuestras ideas y mostrárselas a ustedes queridos lectores, y hasta ahora bien.

A  mí me toca la parte de misterio... Espero les guste esta pequeña historia, voten y comenten, me gustaría saber que piensan de ella.

Nos vemos people!!

-WriterNina.

Invisible. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora