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Louis caminaba por las calles desoladas de su pueblo, eran las tres de la madrugada, o eso parecía, y no podía dormir. Siempre hacía esto cuando la parálisis de sueño atacaba o cuando el miedo a la parálisis de sueño aparecía. El nunca creyó que esas tonterías le iban a suceder después de la muerte de una de sus pequeñas hermanas Lottie. Lottie era como su única amiga, a ella le contaba sus secretos, con ella reía, con ella jugaba, con ella hacía cualquier tipo de locuras que los hermanos que son unidos hacen.

Lottie nunca lo ignoraba, ella no era como todos en su familia (a excepción de Camila) nadie lo miraba ni hablaba ni siquiera le pedían un favor. Louis era muy joven e inmaduro para comprender todo lo que pasaba a su alrededor, recién había nacido su segunda hermana Camila, y su atención solo estaba en ella. Pero cuando lo ignoraban era como un baldazo de agua fría. Lottie era su única fuente de salida de aquel mundo inhumano y estúpido, pero cuando ella se fue, por culpa de esa maldita peste, su mundo se consumió en oscuridad.

Camila era la única que lo apoyaba y consolaba, ella había alegrado su vida cuando vino al mundo, él no quería estar siempre solo con sus padres así que cuando Camila llegó a la casa fue la luz que vino a iluminar sus días oscuros. Ella también era la ignorada de la familia junto con Louis. Ambos no comprendían él porque del desinterés y el poco afecto de sus padres hacia ellos, les resultaba algo extraño que a Lottie y a Sofía si les hicieran caso y a ellos ni los "Buenos Días" les daban.

Ahora que el joven Louis Tomlinson de ahora dieciséis años comprendía todo y no le importaba lo que pensaran o dijeran las personas, incluso sus padres, él era otro peón más en el tablero de su familia junto con Camila y recién iba a empezar a moverse.

"Nunca quise esto, yo sólo quería ser como los demás y vivir feliz"

Sus padres nunca le permitieron que saliese a la luz del día a las calles de su pueblo, y no querían que se mirase en ningún espejo de su casa, a Camila, Lottie y Sofi tampoco les permitían mirarse, pero si les permitían salir a Lottie y Sofi , solo que con una extraña capa que cubría su frente y con unas lentillas, no se podían ver sus verdaderos ojos

Louis no comprendía, ¿Por qué las pequeñas podía salir y Camila y él no? El se enteró cuando tenía catorce años, un año antes a la muerte de Lottie.

*Flashback*

Era de madrugada y se despertó de una pesadilla, camino al cuarto de su hermana como era de costumbre cada vez que le sucedían estas cosas. Cuando escucho los susurros provenientes del cuarto de sus padres, se asomó a la puerta, Louis pensó que era mala idea quedarse y escuchar pero aun así lo hizo. Y por su desgracia, escucho lo que no debía escuchar.

"Debemos de dejar que Louis y Camila nos acompañen también" escucho, era la voz de su madre.

"Corremos suficiente riesgo sacando a las pequeñas, no podemos sacarlos a ellos, sería aún más peligroso" era su padre.

"Pero a los grandes ya no se les nota mucho..."

"¡Deja de mentir, mujer!" exclamó su padre "Louis y Camila no son normales como tu y yo son fenómenos que no entiendes"

"No lo son"

"¡Tienen los ojos morados! ¿¡Es que no lo entiendes!? ¡Los matarán y a las pequeñas también si las seguimos paseando por ahí y las descubren!"

"¿Entonces que haremos?" oyó decir a su madre.

"No lo sé mujer...No lo sé"

Louis recuerda cada detalle de esa conversación, recuerda haberse tapado la boca, recuerda escuchar el grito ahogado de Camila detrás de él, recuerda a ambos corriendo a la habitación de sus hermanas pequeñas.

*Fin del Flashback*

Esa noche comprendió todo, por eso no querían que saliese o se mirara en el espejo, el hasta ese entonces no sabía que tener los ojos de ese color era una condena a muerte. Al día siguiente apenas pudo concentrarse a lo que jugaba con su hermana, ya que se la pasaba mirándola a los ojos, nunca lo había visto, Lottie tenía los ojos rojos que pasaban por marrones intensos pero definitivamente eran rojos.

Camila estaba exactamente igual tratando de concentrarse en un libro pero siempre desviaba la mirada hacia Sofía, y la miraba detenidamente. Sofía tenía los ojos amarillos, eran muy brillantes. Louis recuerda haber visto como Camila se paraba y corría a su habitación, Sofía había tratado de seguirla pero Louis la detuvo con una sonrisa y siguió a Camila. Ambos terminaron llorando juntos, fue la última vez que lloraron, la última.

Pasaron algunos meses de aquella revelación, cuando sus padres se enteraron de que Louis y Camila sabían debido a que estos no salían de su cuarto todo el día, aveces ni para comer. Desde ese entonces los cuidaron todo lo que pudieron, aunque ellos sabían perfectamente que no lo podían hacer por siempre, que tarde o temprano los descubrirían, los observaban las veinticuatro horas del día, desde que se levantaban hasta que dormían. Los mayores se sentían cansados y sofocados de sus cuidados y ya no aguantaban a nadie ni a sus hermanas pequeñas.

Ahora que lo pensaba se arrepentía completamente de no haberle dado importancia a lo que le dijo Lottie, pero claro, ella no sabía lo que le iba a pasar.

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Eyes| Larry & Camren|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora