En un bosque se encontraba una joven de piel morena, pelo castaño y unos ojos verdes. Estaba cazando. En ella resaltaba una caperuza roja, en su mano portaba un arco con una flecha lista para disparar, estaba apuntando a un conejo, respiró hondo y disparó. Feliz con su presa la joven Caperucita emprendió el camino de regreso a casa. Por el camino se encontró con el cazador del pueblo. Este era amigo del padre de Caperucita, hasta que el lobo lo mató o eso le dijo el cazador. Caperucita siguió con su camino, pasando e ignorando al cazador que traía un ciervo sobre su hombro. Llegó a casa y empezó a hacer la cena con ayuda de su madre.
Al día siguiente, Caperucita peeparó el desayuno, se vistió y se marchó a cazar. Caperucita estaba lista para disparar, cuando se escuchó algo y su presa echó a correr. Caperucita fue a ver que era lo que provocó el ruido. Allí se encontró a un gran lobo blanco. No sabía qué hacer, Caperucita estaba tan asustada que no se podía mover. Temblaba tanto que no podía diparar al lobo. Sin querer se la cayó la flecha, el lobo giró la cabeza y empezó a caminar hacia ella. Cuando el lobo llegó donde estaba ella, empezó a dar vueltas alrededor, inspeccionándola. Caperucita no se movió, sabía que si echaba a correr iría tras ella y la mataría. El lobo cojío el arco y tiró de él.
Caperucita no soltaba el arco, se dejó llevar por el lobo. Llegaron a la casa de la abuela de Caperucita, el lobo soltó el arco y se quedó mirando la casa. Derrpente apareció el cazador con su arma en mano. Caperucita se preguntaba qué hacía allí y otras preguntas. Sus preguntas se esfumaron al ver al cazador entrando en la casa. Solo se oyó un disparo y el cazador después salió con la anciana sobre su hombro. Caperucita estaba llena de rabia. El cazador había matado a su abuela y también a su padre. Tensó el arco, apuntó y disparó al cazador. Dio al cazador en el costado, el cazador tiró el cuerpo de la anciana y apuntó con su arma a Caperucita. Antes de que éste disparara, el lobo saltó y le cogió el arma, Caperucita aprovechó la oportunidad y volvió a disparar, esta vez le dio en el cuello.
El cazador cayó desangrándose en el suelo. El lobo lo remató con un mordisco en el cuello, mientras Caperucita se acercó al cuerpo de su difunta abuela y cayó de rodillas mientras lloraba. El lobo se sentó a su lado y empezó a aullar. Caperucita enterró a su abuela. Al cazador lo dejó en algún sitio del bosque. Ahora Caperucita había demostrado que era el cazador el que mataba a la gente del pueblo y culpaba al lobo. Desde aquel día el lobo aparecía de vez en cuando por el pueblo con alguna presa para la gente que no tenía a nadie quién llevara comida a su hogar.
La gente siempre creyó al cazador que el lobo era una bestia sin piedad, que mataba para satisfacer su sed de sangre. Tal criatura no era como el cazador decía, sino que el cazador era esa criatura cruel y sanguinaria.
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Caperucita roja y el lobo feroz
ContoLas apariencias engañan. ---------------------------------- Mi versión de caperucita roja.