23. Confesión

14.9K 798 141
                                    

JADE

Puse mi cabello una trenza francesa y le puse el listón azul alrededor de la liga. Me hacía parecer como una niñita, pero esa era la regla del internado si quería usar trenzas.

Me acomodé mi uniforme y tomé mi bolso. Estaba caminando por los pasillos mientras que terminaba de aprenderme todos los departamentos de México. Mi profesor de historia universal era mexicano, y había veces que no le entendía muchas de sus palabras. Quiero decir, hablaba español, pero había cosas que no se le podían entender ni queriendo. Mi madre es peruana y mi padre es americano, pero el español de Perú es muy diferente al de México.

—Buenos días, profesor Jaramillo —lo saludé sonriendo.

Buenos días, Jadeline —me sonrió. Luego miró a dos estudiantes que estaban discutiendo a medio pasillo —. Pinches mocosos. La verga se va a sacar un día.

— ¿Qué? —Él solo me miró divertido y negó con la cabeza. No entendí dos palabras de esa oración y estaba muy segura que eran malas palabras.

Me senté en mi carpeta y encontré una rosa blanca sobre la mesa. Las rosas blancas eran mis favoritas, representaban paz. Vi que tenía una nota y sonreí al leerla.

¿Es mucho pedir que me perdones?

—CE

Algún día me iban a salir canas del estrés. Lo decía en serio, mi familia tenía la mala suerte de heredar canas desde sus ancestros. No sabía qué hacer con Chase, quiero decir, no me iba a comprar tan fácilmente con una rosa, ¿verdad?

— ¡Última vez que decido hablar de Chile! —Maya se me acercó, estaba histérica —. ¡Son demasiados departamentos y lugares! ¡Dime la capital de Chile!

Rodé los ojos y me crucé de brazos. Esa pregunta la podía contestar cualquier persona. Maya solo estaba exagerando sobre nuestra exposición.

—Santiago, llamada también Santiago de Chile, es la capital de Chile y de la Región Metropolitana de Santiago. Es el principal núcleo urbano del país y su área metropolitana se conoce también con el nombre de Gran Santiago —respondí, a lo que ella me miró con los ojos abiertos —. ¿Te hago acordar quién es de Chile?

— ¡Oh por Dios! ¡Adam me ha podido haber ayudado todo este tiempo! —Comencé a reír y ella puso sus manos sobre sus mejillas —. Bueno, ¿qué onda con mi hermano? —preguntó, cambiando de tema.

Hice una mueca y empecé a agradecer a todos los Dioses del Olimpo cuando la campana sonó, impidiendo que diera una respuesta. Maya se sentó a mi lado y el profesor Jaramillo poco a poco fue llamando a los alumnos para que hicieran su exposición sobre el país que habían escogido.

— ¡Viva México! —exclamó mi profesor, una vez que había terminado de exponer.

Todos en el salón comenzaron a reír y mi profesor me entregó una banderita del país. Cuando terminó la clase, salí corriendo hacia la cafetería, para así evitar las preguntas de Maya.

No me sirvió de mucho ya que Daniela y Cintia me detuvieron, ambas mirándome con las cejas alzadas. El mundo estaba en mi contra en aquel momento, lo sabía.

— ¿Qué sucedió con Chase? El entrenador dice que está enfermo y que es muy probable que no pueda jugar para el partido de apertura —dijo Cintia, a lo que yo alcé una ceja.

—Solo era fiebre, el partido de apertura es en dos semanas —repliqué, a lo que ellas comenzaron a reír.

— ¿No que no sabías que había sucedido con el rubio? —Me sonrojé y Daniela rió —. Venga, cuéntanos.

Enamorado de mi Mejor Amiga ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora