La sapita Clara

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Un día  coquí decidió  dejar de remar y sentarse en una hoja a cantar, cuando de  repente se encontró  a una sapita con su misma enfermedad. La  sapita llamada Clara, que sabía  exactamente  lo  que  le  había  pasado  le contó  y coquí  se puso  muy contento y empezó  a cantar con mucho  más  ánimo. En realidad lo que le pasó  a coquí  es que él  estaba creciendo. Al final  coquí  se aceptó  a Sí  mismo  y vivió  feliz para siempre  cantando "coquí, coquí, coquí, quí, quí, quí, quí"

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