Serendipia

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Todo era nostalgia y un sentimiento de enajenación de su vida, su alma era de alguien más, pero vivía sin saber de quién.
Dormía todas las noches pensando en quién controlaba su vida, lo ignoraba cada vez más, el sufrimiento descendía algunas veces, pero también aumentaba, un proceso larga de aceptar, que ella no era nada, y alguien controlaba su todo.
Sus padres no existían ya en su vida espiritual, la cual imaginaba para salir de la realidad, pero en sus peores pesadillas yacía ese ser que reina en su vida real, también en sus sueños estaba, no podía liberarse, teniendo así, pesadillas todas las noches.
Dormía con miedo a tener una pesadilla peor a la que tuvo el día anterior, a que ese ser reinara en sus noches inconscientes, sólo quería imaginar otra vida, a veces lográndolo y a veces no.
Su vida era monótona, siempre hacía lo mismo y tenía el mismo miedo todas las noches y mañanas. Su alma estaba en pena, y no había poder que pudiera cambiarlo.
La pena que sentía era inconsciente, con la misma cara bella y fina, que hacía llorar a la mente, de la débil Liduvina.
El silencio sollazador de vivir en un martirio la hizo varias veces pensar vagamente en un suicidio, pero no era suficientemente valiente para hacerlo, además, tenía aún esperanzas para librarse del ser que la sometía.

DisturbiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora