Su madre, María, no sabía las problemáticas de Liduvina, pero se daba cuenta de que sufría, entonces le llevó un gato, blanco como las nubes y con los ojos azules como el reflejo del cielo en el agua cristalina, le nombró Orión, él la distrajo del sufrimiento, lo que la alegró.
Pasó el tiempo de primavera y no había sentido el sentimiento de soledad y desesperación; el gato la protegía del ser que la reinaba.
Pero pasó marzo y llegó abril, y Orión había muerto de una enfermedad desconocida, pero Liduvina supo que su muerte fue querida, y el que la quiso era muy evidente, este acontecimiento alzó la furia de Liduvina, porque se había enfrentado con un alma pura, un alma que luchaba por proteger a una niña, otra niña buena, pero más defensa que el gato.
Luchó contra el espíritu saliendo a los bosques a gritarle, a decirle que parara, pero nada cambió, todo siguió igual.
Lloraba todas las noches, se lamentaba todo el día, quería acabar con su vida a cada segundo, todo parecía inacabable, temía que aún con la muerte pudiera seguirse lamentando por el ente que la perseguía.
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Disturbia
RandomProblemas mentales atormentan a una joven sin alma en este mundo, sólo existe físicamente, ¿por qué ocurre esto?