Only One [seddie]

10

Sam

Me desperté de golpe al oír la puerta principal cerrarse bruscamente, no pasaban de las dos de la mañana. Me puse ropa dispuesta a enfrentar al ladrón o a lo que fuera que estuviera abajo.

Baje las escaleras con sumo cuidado tratando de reprimir cualquier ruido. En mi mano derecha traía la calceta con mantequilla para golpear a quien se atreviera a hacerme daño, Pucket lo derribará.

Bajando las escaleras sentí un desagradable olor a alcohol, que cada vez se iba incrementando más. Al llegar al último escalón un leve escalofrío recorrió mi espalda y mis mejillas enrojecieron; mi madre que claramente estaba ebria besaba apasionadamente a un hombre en el sofá. Sentí mucho asco e impotencia en ese momento ¿Cómo se atrevía a hacerme esto? Siendo que nunca está presente y cuando lo está trae a un desconocido a la casa. Por un momento creí que me observaba, y sonreía, un par de lágrimas asomaron mis ojos pero las reprimí de inmediato. Cogí el valor necesario y me fui de la casa.

Todo esto era una completa mierda, una pesadilla, el infierno mismo. No tengo uso de razón cuando empezó todo esto, es como si siempre hubiese sido así. No hay recuerdos gratos, solo mierda y más mierda.

Me dirigí al departamento de Carly, siempre guardaba una copia de la llave en la vieja alfombra de la entrada. Al estar dentro trate de hacer el menor ruido posible, Spencer era capaz de salir a medio vestir con un palo de golf a golpear a quien sea que entrara a la casa a estas horas, quiero evitarlo a toda costa. Me recosté en el sillón pero no pegue un ojo en toda la noche, me era imposible dormir con tanto que pensar.

Eran cerca de las siete de la mañana cuando Carly despertó y pegó un grito al verme.

-Sam, me asustaste ¿Qué haces aquí y tan temprano? – decía mientras se sentaba a mi lado.

- Como sabes, en mi casa no hay mucha comida sabrosa, solo quería ver en tu nevera si había ese jamón tan apetitoso que me negaste comer el otro día – le mire y esta me miro extrañada, se dirigió a la nevera y como lo supuse ahí estaba el jamón.

- ¿Y por qué no lo tomaste? – se sentó nuevamente junto a mí y me observó más de cerca un tanto preocupada.

- Es que... no quería que te enojaras- musité en voz baja, Carly me conocía, sabía exactamente cuándo mentía y cuando no.

- Que considerada – dijo sarcástica – al menos ¿has dormido? Tienes unas ojeras peores que las de Gibby cuando se queda jugando videojuegos.

No respondí, ni siquiera la mire, esto ya me estaba fastidiando. Es obvio que solo se preocupa por mí pero odio verme débil frente a ella.

-¿Freddie te hizo daño? – No me dejo contestar ya que siguió hablando – te juro que si te hizo daño lo mataré, espera a que se lo diga a su madre, estará tan enojada de que saliera con una chica que le hará estudiar en casa para que no te vuelva a ver, solo espera a verlo – se dirigió a la puerta.

- El ñoño no hizo nada, tranquila – me miró desde la puerta confundida.

- ¿Estás segura?

- Estoy segura – bufe.

- Entonces ¿Qué ocurre? Realmente no te creo el hecho de que estés aquí solo por el jamón, ni siquiera lo tocaste Sam, ¿puedes decirme? - se sentó junto a mi y me tomo de las manos.

- No es nada Carly – bufe y me levanté del sillón – ya me iba.

- ¿Irás al colegio al menos?

Recordé que no podía ir a casa, tampoco podía faltar al colegio, tengo problemas con la asistencia.

-¿Tienes ropa mía aquí?

- Creo, están en mi habitación – me miró extrañada, como si intentara descubrir lo que escondía – yo iré al baño, para que puedas entrar tu antes que despierte Spencer y se asuste al verte.

¿Qué acaba de decir? ¿Asustarlo? Fruncí el ceño, Carly se encogió de hombros y se marchó.

Subí a su habitación y encontré mi ropa dentro de su armario, unos pantalones rasgados y una polera negra ajustada, había olvidado que tenía estas prendas, Carly me obligó a usarlas para su cumpleaños del año pasado, las deje "olvidadas" aquí porque no me gustaba que se marcaran mis ... ya saben.

Me vestí rápidamente y luego recordé las palabras de Carly "Se asuste al verte". Me mire en el espejo de cuerpo entero de Carly, abrí mis ojos como platos al ver que me veía terrible, tenía unas ojeras gigantes, el pelo todo revuelto y el rímel corrido, ¿en qué momento llore? Joder.

Baje las escaleras y Carly ya no estaba, de seguro se enfado. Entre al baño y me lave la cara de mapache que tenía.

Tras unos minutos salí del departamento de Carly y me sobresalte al ver a Freddie fuera de este.

-Sam, Carly me dijo que estabas aquí y te espere – me miraba de pies a cabeza y me sentí un poco extraña, beso mi mejilla y luego camino a mi lado.

- Si, pensé que se iría conmigo pero bueno, da igual – me encogí de hombros y antes de darme cuenta él ya tenía entrelazada su mano a la mía.

- ¿Estás bien? – me miró de la misma manera que me miró Carly, queriendo descubrir si escondía algo.

- Si, estoy bien, ¿por qué debería estar mal? – le sonreí y besé su mejilla. El resto del camino nos mantuvimos en silencio mientras caminábamos con nuestras manos entrelazadas.

Llegando al colegio le solté el agarre, no estaba lista aún para que todo el mundo se enterara de que Sam Pucket estaba en "algo con alguien". El no reclamó, solo asintió, supongo que estaba de acuerdo conmigo.

El día pasó rápido, a pesar de no haber dormido nada me sentía muy enérgica debido al exceso de café que había tomado en el día. Freddie fue a dejarme a mi casa, la verdad no me sentía con muchos ánimos pero agradecia que él estuviera a mi lado, de alguna u otra manera sentía su apoyo.

- Hasta mañana preciosa- me dijo mientras me abrazaba, puse mi cara en su pecho y estaba segura que podía escuchar los latidos de su corazón.

- Quédate un ratito más – sentí como mis mejillas se enrojecieron al decir aquellas palabras.

- Me gustaría pero mi madre me amenazó con irme a buscar al colegio todos los dias si volvía a llegar tarde a casa.

- Ah, lo siento – hice puchero y este me observó durante un segundo.

- ¿Seguro que estás bien?

- Si, tranquilo – le sonreí y me beso en la frente.

- Nos vemos mañana.

Corrió hacia la esquina y luego dio la vuelta, reí al imaginar a su madre yéndolo a buscar todo los días del año, sería la burla de todos.