Toxico

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"El amor que ayer nos alimentaba hoy nos destruye" le dijo aquella Bruja a su amor toxico, "era una locura amarte, pero luego desordenaste las palabras y tu locura no fue de amor, sino de poder"

Margaret Galia fue una joven del condado de Suffolk, el este de Inglaterra, bruja archipeculo, joven de 21 años, amante de la vida; espontanea, risueña y cabello azabache.

En 1642 aquella joven choco con aquel chico ojos esmeralda, amante de la ley y el orden, con esa pequeña barba que moldeaban sus rasgos marcados y silueteaba su boca rojiza, si, era el chico que siempre busco... aquel joven en su nube de leyes y tratados siguió su rumbo, no era necesario perder el tiempo.

Aquel camino, donde sus almas se abrazaban, era recorrido todas las mañanas por esos dos desconocidos. Pero un día, después de tantas miradas sin una de regreso, su enamorado la miro y entendió que los números mueven neuronas pero esa chica le sacudió el cuerpo como un rayo. Esa mirada se repitió el otro día y el otro, hasta que ese joven se armó en valor y le hablo, ahí su voz algo gruesa le pronuncio el nombre, de su futuro veneno, Matthew Hopkins.

Este amor fue creciendo cada mañana en ese camino, pasaron a una cita y a otra, a comer juntos y luego a convivir en su casa, él amaba leer todos los libros de Margaret, según él, eran únicos, nunca los vio... aquellos libros que él creía que eran cuentos de hadas, era las historias de las generis, si... era un mortal.

Conoció mucho de ese mundo imaginario, y con más de un año de relación, la joven Margaret le conto lo que era, que debía ser un secreto y por qué lo ocultaba. Tenerlo es una responsabilidad muy grande, y él no era bueno en eso, esa obsesión lo llevo a buscar más y más como ella, una lista de posibles brujas en su bolsillo, intentos e intentos para realizar las "pociones" que ella hacía, pero un día, su locura lo llevo al punto de matar a una para estudiarla, asesino a la pequeña hermana de Margaret, se volvía posesivo y violento cuando las cosas no coincidían o cuando ella tenía la razón; fue ahí, en marzo de 1644, cuando Margaret, luego de enterrar a su hermana, incendió el lugar donde antes llamo hogar y en las ruinas, solo una carta de despedida.

Matthew Hopkins, enfurecido por no poder saber más del mundo de brujas, enojado por perder todos los papeles que tenia de ese mundo y algo estúpido porque una mujer no se dio cuenta del, "gran hombre" que tenía a su lado, crea un cargo nuevo en Inglaterra, Witch-finder Generall, o el cargo de "General Cazador de brujas".

Este asesino recorría los condados de Suffolk y Essex buscando a la bruja que lo lastimo, si, según él, ella lo lastimo... mortales.

Decía tener, por encargo del Parlamento puritano, y practicó la caza de en los condados de y , en , pero era todo mentira, conocía tan bien las leyes, que las podía evadir fácilmente. La gran masacre comenzó con 19 brujas y 4 más que luego murieron en prisión, en aquel pueblo.

Hopkins recorrió todo el este de Inglaterra, buscando a su amada, pretendiendo ser un enviado especial del Parlamento para descubrir y procesar a las brujas, los pocos recuerdos que tenia de como diferenciar a una mortal de una bruja, más la cara de la mujer que destruyo sus ideas, crearon a un hombre capaz de privatizar de sueño a mujeres por días para saber si tenían información de aquella bruja. Aplico la prueba del agua. Pero la peor, por lo menos para mí, fue la prueba de la aguja, esta consiste de que este asesino pinchara con cuchillos y agujas "especiales" en busca de las marcas del diablo que según el eran lugares insensibles al dolor y que no podían sangrar.

Hopkins no solo mataba brujas y mujeres, también le quitaba el dinero al pueblo porque él les brindaba sus servicio. No solo fue abogado, también fue amante, cazador, orgulloso, obsesivo, estafador y en especial mortal, porque el mortal, ¡ama! El poder, aquel veneno, capaz de llevar al extremo, al lado más salvaje que tienen.

Este hombre muere años más tarde, perseguido por el pueblo, no solo por estafarlo sino también acusado de brujería; Matthew fue puesto a prueba con todas las torturas que realizaba, terminando ahorcado por el pueblo; si, que ironía, pero esto tiene una explicación en nuestro mundo, es una ley nuestra, la ley del retorno triplicado, esto dice que todo lo que envías al universo te será devuelto triplicado. Es parecida a la ley de karma y dharma, pero aquí es más sencillo, si tú eres intolerante recibirás intolerancia, si tú eres malo recibirás maldad, si tú eres depravado eso recibirás, si tú eres bueno recibirás bondad, si tu fomentas la culpabilidad en alguien más la estarás fomentando en ti mismo igualmente.... así va la cosa. Nadie puede escapar de esta ley, es tipo la ley de gravedad, todo lo que envías regresa, todo lo que sube... baja. Aunque haya gente que cree que pueden esquivar las consecuencias, no se puede, es imposible, uno recibe lo que manda, uno cosecha lo que siembra y uno siempre tiende a su punto de origen.



Suffolk, 13 de marzo de 1644

Matthew Hopkins

Hoy, me despido de vos, de tu amor tan toxico y falso, tan irreal y tan mierda, merecía más que un joven embriagado de su ego y obsesión, sí que lo merecía. Por eso hoy me despido de tu sonrisa perfecta capas de derrumbar castillos, de tus brazos tan cálidos que hoy son solo frio, de tus ojos tan únicos como la manera que me hacías sentir; pero era obvio que todo sería perfecto, ya que me negaba a ver la realidad.

Por eso hoy me despido de vos y de tu toxico mundo, juntos creamos el mejor cuento, que solo yo creí que era realidad, pero hoy lo finalizo, ya no podrás hacerme nada, ni siquiera lastimarme... el amor que ayer nos alimentaba hoy nos destruye, por que terminamos siendo solo un maldito ciclo, un ciclo de herida, un ciclo de llanto, un ciclo de pena, luego perdonando, una y otra vez; hasta que ya no pude más. Ahora, me di cuenta que tu obsesión me hacía llorar más de lo que me hacia reír, te amaba... a pesar de destruir mi familia, a pesar de dejarme sin privacidad o matar a mi hermana, a pesar de todo, te quería; era una locura amarte, pero luego desordenaste las palabras y tu locura no fue de amor, sino de poder; y vos me lo dijiste en aquel parque, el amor no es un juego; tampoco la familia, eres tan superficial y ficticio que tus heridas fueron permanentes y reales, solo por una razón, la familia, es lo más real y eterno que tenemos.

Por eso hoy me despido de vos, cuando me di cuenta que ya no merecía sufrir, quedándome recogiendo todas las partes que tirabas de mí en el camino. Y es que es tan duro buscar partes de mí diciendo que aun vale la pena pelear por ti. Al principio todo era perfecto, éramos felices... nos amábamos ¿lo recuerdas?

Por eso hoy me despido de vos, aunque las mariposas siguen en mi estómago, esas pocas, las más fuertes; y es tan loco pensar que ni todo el veneno que me tiraste ha logrado exterminarlas del todo. Mis mariposas, tan fuertes que ahora están solo por estar, por una puta costumbre, que lo único que hacen es pensar y pensar porque tienen esto, yo merecía más que una triste historia de amor, en su versión tan simple y barata.

Por eso hoy me despido de vos, ya que tenía miedo de perder el "amor de mi vida" y ahora me da terror pensar que estas cercan. Me enseñaste muchas cosas, pero en especial una... hay veces que estar enamorado no es suficiente para que la relación funcione.

Por eso hoy me despido de vos, es que te di todo el poder para lastimarme, creyendo que jamás lo harías. Pero vaya que me equivoque y como dolió, ojalas hubiera pensado bien las cosas, ojalas hubiera sabido antes... lo que hoy ya se.

Por eso, amor, hoy me despido de vos, por las lágrimas y las risas, por alejarme de mi hermana y mi familia, hoy, ya me voy, y no sabrás mas de mí, estaré en un lugar único, utópico, donde seré feliz y mi felicidad será tu condena, ya que de ahora en más ya no será más tuya, sino mía y de mi hija, no tuya ni nuestra. Mi hija, feliz y sin padre.

Margaret Galia

No espero dejarles una moraleja, pero creo que ya notaron cual es el don más poderoso, el amor... y como ven, no es necesario ser tenebrimagica y Caelalbedo para sufrir por amor. Algo que aprendí es que muchas veces nos arrepentimos de las cosas buenas que hicimos para la persona equivocada. Con el amor todos sufrimos, todos tuvimos un amor opresivo, loco y apasionado; todos derramamos lágrimas por amor, y creo que estamos condenados a eso... a sufrir por amor hasta el punto de no creer en él y, es ahí, cuando aparece. Como dice un libro que siempre ame leer, "aceptamos el amor que creemos merecer"... hasta pronto.

Generis-  La puerta al mundo (#PGP2016) (#GoldenAwardsJC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora