La combinación que siempre extrañe. Aquellos besos que hacían huir el frío de mi cuerpo.
-Nunca he dejado de quererte. Pensé que si, pero ahora me doy cuenta que no.- Dije mientras comenzaba a abrazarme.
Sus brazos son tan cálidos, tan protectores. Son como la primera vez que me los dio.
Noche de invierno. Donde las calles estaban pintadas de blanco. Los árboles tenían hojas cristalinas. Las flores brillaban mucho más, gracias al efecto albedo.
Caminábamos por el centro de la ciudad. Dos muchachos tímidos, intentando abrir su corazón a la persona que ama. Hablando de un montón de chorradas llegamos a un Café. Mientras nos tomábamos nuestros respectivos capuccinos, Bruce dio el primer paso.
-Me gustas. Desde siempre, y si no te lo digo ahora no creo que te lo hubiera dicho después.- Mis ojos brillaron como nunca. Mi corazón empezó a ir mucho más rápido de lo normal. Me acerque a él sin decir nada.- Lo siento, no debí haberte dicho nada. Soy un estúpido.- Negué con la cabeza y lo calle con el primer beso de mi vida.
Lo cogí desprevenido. Al principio no se lo esperaba y su gesto era de sorpresa, pero unos segundos más tarde sonrió, me abrazó y por primera vez sentí calidez y protección.
No hubo tiempo para acabarnos el café, salimos y fuimos directo a nuestro parquecito. Aquel en el que de pequeños coincidimos día sí y día también. De la mano llegamos al banco donde siempre nos esperábamos.
-Creí que nunca iba a pasar esto.- Dije sonrojada.
-Ya no aguantaba verte con todos esos babosos del club de fútbol.
-Solo eran amigos.- Dije sonriendo.
-Lo se...
-Pero ahora solo estaré a tu lado. No habrá nadie que nos separé.
-Nadie.- Sus ojos clavados en los míos me resultaban un poco intimidantes pero a la vez me encantaba que solo se fijaran en mi.
-¿Cómo se lo tomaran nuestras madres?
-No lo se, pero espero que se alegren.
-Lo peor va a ser mi padre.
-Mira a él si que le tengo miedo.
-Jejeje tranquilo, trataré que no te coma.
-¿Se lo decimos ahora o es mejor esperar un poco?
-¿Esperar más? No sabes el tiempo que he estado esperando por estar así contigo.
-Entonces ¿Qué propones?
-Vamos ahora.
Los nervios invadieron todo mi cuerpo. Para mis padres aún era su niña pequeña. Bueno, mejor dicho su única hija. Con los pelos de punta llegamos a su casa. Aunque sus padre me querían mucho, no imaginaba como se ibana tomar que sea la novia de su hijo único.
-¿Mamá? ¿Papá? ¿Están en casa?
-En la cocina hijo.- Dijo su madre. A medida que nos acercabamos apretaba más su mano.
-Tengo que deciros algo.
-Hola Mabel.- Dijo su padre. Parecía que iba a decir algo más pero su mirada se fijó en nuestras manos entrelazadas.
-No hace falta que nos digas nada. Ya podemos hacernos una idea.- Las manos me sudaban, me apenaba llenarle la mano a Bruce con mi sudor.
-Pero que esto no signifique que descuiden sus estudios eehh.-Dijo su padre.- Venir. Me alegro mucho.- Me dió un abrazo y después su madre.
-Ya era hora.- Dijo su madre.
Después de unas cuantas charlas, que si no debemos ir muy rápido, si somos muy jóvenes para disfrutar de la vida, si tenemos que pensar en nuestro futuro... Traducción, no tengáis relaciones aún.
Le pedimos a su madre que no se lo dijera a la mía. Ya que eran muy amigas y se lo contaban todo. Queríamos decirlo nosotros. Dar la cara como chicos maduros que deseábamos ser.
Al día siguiente Bruce vino a mi casa. La hora de la comida era perfecta. Los dos se encontraban en casa. Y los aires de tensión no existían.
-Mamá he invitado a Bruce. ¿No te importa verdad?
-Claro no hija.
La puerta sonó, fuí a abrir y ahí estaba él, muy guapo con un suéter, debajo una camisa de cuadros y una chaqueta vaquera marrón, vaqueros y unas zapatillas de vestir.
-Padres míos, tengo que deciros algo.- Dije con los nervios a flor de piel. Ahora era Bruce quien me apretaba la mano. Hicieron el mismo gesto que los padres de bruce.
-¡¡Ay hija!!! ¡¡¡¡Por fin!!!!
-¿Cómo que por fin?
-No somos tontos hija. Sabíamos perfectamente que había química entre ustedes.- Dijo mi padre.
-Ah, genial.- Dije con ironía.
-Solo os diré una cosa. No os quitaré los ojos de encima.- Dijo mi padre mirando a Bruce. Le envié una mirada a mi padre que podía cortar cuchillos. Miré a Bruce y pude ver que los nervios aun no habían desaparecido de su interior. Acaricié con mi dedo gordo su mano.
Nos sentamos a comer. No era la primera vez que Bruce comía con nosotros, pero si era la primera vez que lo hacía como mi novio.

ESTÁS LEYENDO
Mi Fugitivo Placer
Teen FictionEl dulce sabor de tus labios, el dulce aroma de tu piel, las dulces caricias que me regalas... Te veo, pero no te distingo. Tu cara esta distorsionada con otra... ¿Enamorada de dos personas a la vez? Mi camino se vuelve turbio y confuso... ¿Qué d...