III

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Como de costumbre yo no soy la chica típica débil, o qué tiene una vida perfecta y el chico llega y hace su vida difícil.
Soy un poco convencional, yo me desperté antes que el, me duche, me arreglé y me deje una nota diciéndole que le dejaba hecho el desayuno, que llegaría por la tarde, y primero iría a cambiarme de ropa a casa.

Me fui a clase, desde temprano; menos mal a nadie se le dio por preguntar el porque de la ropa que llevaba.
Pues me había  tocado ponerme ropa de Andrés que tapara mis tatuajes (desventajas de estudiar aún en el colegio).

Me asombro salir y ver a Andrés esperándome.

-Que tierno me viniste a recoger.
- Vamos a almorzar en tu casa tengo pereza de cocinar - Dijo en su forma tan el, relajado, alegre pero algo serio.
-Vale, voy a llamar.
Mi padre me contesto tranquilo y pues Andrés era alguien conocido pues su madre era una amiga cercana de mi padre.
Nos subimos al bus y comenzamos a hablar de muchas cosas, íbamos abrazados.
Y de un momento a otro dijo..
-Te amo.
Yo me quede en silencio y simplemente me dedique a mirar la ventana.
El me abrazo con más fuerza... Lo mire...y de nuevo nos fundimos en un beso bastante profundo.
Y aún me preguntaba porque lo seguía haciendo... Volvía a caer una y otra vez.
Más que realmente el me lastimará, era el hecho de que yo le lastimaba, y me dolía de cierta forma porque lo quería.
Que dilema tan perfectamente estúpido... Pero al mismo tiempo... No.

Humo..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora