Un Bosque, Un Brillo Y Un Recuerdo

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Cuando Kuroo le habló por teléfono para invitarlo a un entrenamiento especial sólo para Fukurōdani y Nekoma, se negó de la manera más amable posible... durante las seis llamadas que recibió. Con Bokuto bastó escuchar su típico "HEY, HEY, HEY" para colgar inmediatamente. Con Akaashi no hubo tanto problema, una llamada fue más que suficiente. Con Lev... bueno, no esperaba que él lo llamara pero dejó en claro su postura. Al día siguiente esperaba más llamadas debido a la persistencia de ambos capitanes. Lo que no esperaba era ver a ellos dos junto con Akaashi en la puerta de su casa a las cinco de la madrugada.

El entrenamiento constaba de cuatro días y tres noches en un lugar cerca de un bosque. Especial para el entrenamiento y cerca de la academia Fukurōdani. Entrenaba con ambos equipos y aun cuando el entrenamiento había terminado, los capitanes lo obligaban a seguir practicando. No es que lo odiara o ya no como antes, pero la energía excesiva de ambos era impresionante, más la de Bokuto.

En el último día, después del desayuno, decidieron estudiar estrategias en un pequeño río dentro del bosque. No estaba muy lejos y Akaashi tuvo que aceptar debido a la insistencia de su capitán, alegando que moría de calor y también porque era necesario que "Tsukki" lo conociera. Ya en el río, los capitanes comenzaron a jugar en la orilla mientras que Akaashi y Tsukishima eran los que realmente se pusieron a estudiar la debilidad de los equipos y planear nuevas estrategias. Cuando terminaron de analizar o más bien cuando lograron que Bokuto y Kuroo dejaran de jugar, finalmente regresaron.

— Bokuto-san — Akashi rompió el silencio — ¿Y tus rodilleras?

— ¿Ah? — Bokuto dirigió la vista a sus piernas y gritó — ¡Dónde estás!

— De seguros las olvidaste en el río — Habló Kuroo y jugador de Karasuno comenzó a reír discretamente.

— ¡No! ¡Hay que volver!

— Pero debemos darles instrucciones al equipo.

— Entonces que alguien acompañe a Bokuto-san — Habló el de anteojos.

— Buena idea — Kuroo le dio una palmada al menor de todos — Gracias por ofrecerte Megane-kun.

— Muy bien — Bokuto rodeó el cuello de Tsukishima con su brazo — Entonces está decidido.

— Akaashi-san ¿No cree que es mejor que acompañe a Bokuto-san? — Preguntó.

— Imposible — Contestó Kuroo — Akaashi tiene que hablar con su equipo sobre el entrenamiento.

— Entonces acompáñalo en mi lugar.

— Si van juntos, terminaran perdiéndose — Está vez intervino Akaashi.

— Muy cierto — Asintió Bokuto.

— Si se pierden de nuevo, entonces tendría que buscarlos. Sería muy problemático.

— ¡En marcha! — Gritó mientras sujetaba al de anteojos de la muñeca que oponía resistencia y lo llevaba al bosque.

El camino era muy corto pero para Kei se le hacía eterno. A cada cinco pasos el capitán se detenía por cualquier cosa que le llamara la atención: Un nido de aves, un tronco con forma de búho (según él) e incluso se quedó mirando un camino de hormigas. Cuando tenían el lago a la vista, a Bokuto se le ocurrió correr a toda velocidad, él siguió caminado con normalidad.

— ¡Llegué primero! — Gritó — ¡HEY, HEY, HEY!

— No era una carrera.

— ¡Oh! Aquí está — Recogió sus rodilleras — Por cierto, siempre me he preguntado ¿Qué tan ciego estás? — Preguntó mientras se las colocaba.

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