- ¡Vamos, cariño, apúrate, que llegarás tarde al trabajo! -gritó Jason desde la cocina, mientras preparaba el desayuno.
Se detuvo al notar que su pareja no le respondía.
- ¡James! ¿Me escuchaste? ¡Sal de la ducha rápido!
No recibió respuesta. Suspiró y prosiguió a colocar el desayuno en la mesa.
Jason Newsted era un destacado psiquiatra de treinta años, pasaba mucho rato atendiendo varios pacientes al día, soportando manías y delirios de los demás, en los últimos meses, notó que su pareja James Hetfield, un secretario de su misma edad, llevaba delirando con algunas cosas muy poco creíbles. Le notaba extraño, no reaccionaba, se volvía agresivo, le oía hablarle a la nada misma.
Amarró su larga cabellera rizada y castaña en una coleta, se sentó en el comedor a esperar a su novio que terminara de ducharse.
Mientras tanto, James se encontraba en posición fetal debajo de la regadera, dejando que el agua natural lo limpiara sin necesidad de tocar su propio cuerpo con el jabón o alguna otra sustancia de limpieza corporal, temblaba. No de frío, no de calor. Temblaba de temor, ¿a qué? A ellos. A los "seres que hablan", nombre que él le dio a un colectivo que solía acosarle cuando menos se lo esperaba. Jason insistía con que ellos no existían, que era un exceso de estrés lo que causaba que escuchara cosas irreales.
No hacía caso y se comía, la gran parte del día, la cabeza con eso.
Cuando finalmente se dio cuenta de que llevaba más de una hora en aquella posición, decidió levantarse para cortar el agua, no veía bien su entorno. Cogió la toalla para secarse a si mismo. Al regresar a su habitación, tuvo una enorme pelea interna con respecto a qué ponerse, uno le decía que fuera formal, otro le cambiaba el tema, otros decían que se colocara cualquier cosa y otros que no se arregle. Se le formaba un dilema gigante en su débil mente.
Al colocarse la ropa de manera apurada, tomó asiento frente a Newsted, dio un sorbo a taza de café para declarar:
- Estoy harto. Recétame pastillas de esas que les das a tus pacientes -su pareja alzó una ceja-. No sé qué coño está ocurriendo conmigo últimamente, tú que sabes harto del tema, deberías aconsejarme.
- Asumir el problema es el primer paso, cariño. No creo que debas tomar pastillas, es el estrés. Debes dejar de pensar en el tema a cada rato. No es algo tan grave.
- ¿Y cómo me controlo? ¡Jason, estoy jodidamente harto de estar asustado todo el puto rat...! -dejó de alzar la voz para guardar silencio, sus ojos se abrieron como platos al igual que su boca.
- Cariño, relájate. Podrías partir con no enfurecerte cuando alguien más que yo te da comida, por ejemplo, ¿cuántas veces ya te has metido en problemas por eso?
- ¡Es que me quieren envenenar!
- No, cariño, no... No todo el mundo es tan malvado como crees. ¿No crees que es bueno pedir unos días de descanso en el trabajo?
- Hazme una licencia, entonces -el castaño rodó los ojos.
- Por favor, un día no más, para que te relajes un poco.
- El deber me llama, si no cumplo mi trabajo de servir a los reptilianos, ellos nos matarán y no puedo permitir eso, Jason. Para nada.
- Es un día, no te matarán por eso.
- Ellos te capturarán, cariño, yo sólo te defiendo... -volteó hacia atrás y dio una bofetada al aire- ¡Deja de distraerme! ¡Estoy hablando con mi novio!
- James... -suspiró- Prométeme que hoy no te meterás en problemas en el trabajo, ¿sí?
- Ok -bufó de mala gana.
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Sweating Bullets (Metallica, KLARS/JAMESON)
Fanfiction"Sintiéndome paranoico: ¿verdadero enemigo o falso amigo? La ansiedad me está atacando y me cuesta respirar. Estoy en problemas por cosas que aún no hago. Me muerdo las uñas y mis palmas se han de humedecer. Sudando balas." ¿Y si la locura se contag...