Capítulo 1

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Dolor.

Eso es lo único que siente Luhan en este momento. Como si su cabeza fuese a explotar de un momento a otro y le hubieran arrancado las extremidades. Permanece con los ojos cerrados, sintiéndose demasiado pesado y cansado como para abrirlos, sin saber dónde está ni entender el motivo por el que se siente así.

Intenta recordar lo que ha pasado. Intenta recordar lo que lo ha llevado a experimentar este sufrimiento. Pero sólo logra evocar la imagen de él saliendo de su última clase en la universidad a la que acude. ¿Había podido llegar a su apartamento después de eso? ¿Había podido reunirse con unos cuantos amigos para cenar?

Es incapaz de recordarlo y cae rendido de nuevo en los brazos de Morfeo entre el dolor y la frustración.

La siguiente vez que Luhan se percata de que está despierto es cuando finalmente reúne las fuerzas suficientes para abrir los ojos y ver su habitación por primera vez. No se parece al acogedor apartamento que tenía. No hay rastro de sus libros, su portátil o su escritorio. Lo único que hay es una cama. Una cama pequeña en una amplia habitación poco iluminada. Sin ventanas. Sin sillas. Sin ningún otro adorno que alegre la estancia. Sólo estaban él y la cama. Luhan se asusta, así que cierra los ojos y vuelve a dormirse.

Vuelve a despertarse en la misma habitación día tras día. Nadie lo visita. Nadie le habla. Luhan está desesperado por ver la luz del sol, por ver otras cosas. Ahora puede caminar, e intenta palpar las paredes para ver si hay alguna puerta. Pero no hay ninguna.

Toda su ropa es blanca y camina por el suelo descalzo. Cada día se despierta en la cama, temblando; no por el frío sino por el miedo, y se pregunta si sus padres saben que ha desaparecido. Probablemente no, piensa, ya que no es más que un estudiante de intercambio procedente de China y sus padres sólo contactan con él una vez al mes. Es entonces cuando se percata de que ni siquiera sabe cuánto tiempo lleva desaparecido.

Teme quedarse dormido; tiene miedo de despertarse en el mismo lugar una y otra vez. Anhela que alguien le diga dónde se encuentra. Sabe que alguien lo está reteniendo porque lleva vendas recientes en los brazos, el vientre y el pecho para cubrir heridas que ni recuerda haberse hecho. No sabe qué día es y a veces se despierta mareado y dolorido. A veces se siente relajado, pero la mayor parte del tiempo se siente mal.

Luhan se sienta aquí y allí y a veces se pregunta si no lo estarán drogando; eso explicaría por qué es incapaz de recordar y por qué hay marcas recién hechas de inyecciones en algunas partes de su cuerpo, como si alguien estuviese experimentando con él. Pero lo que no entiende es por qué no ha visto nunca a nadie, por qué nadie va a hablar con él.

Y mientras medita sobre ello, se queda dormido inmediatamente.

Cuando se despierta está todo oscuro. Más oscuro de lo normal. Ya no hay luz y Luhan se siente... diferente. Traga con dificultad, y la sensación no le resulta extraña. No le resulta una sensación desconocida y lo asquea sentirse así porque no es el momento más oportuno. Definitivamente, no es el mejor momento para sentirse tan sofocado y pesado. Tan... caliente y excitado. ¿Por qué razón, siquiera? Luhan grita en su interior con frustración y camina a ciegas por la habitación, deseando poder calmarse, deseando que su erección se desvanezca. Esto no es lo que necesita. Es asqueroso, y se golpea la parte trasera de la cabeza contra las paredes de su habitación antes de desplomarse en el suelo y volver a quedarse dormido, con cuidado de no tocarse.

[EXO-fic / TRAD] RevolutionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora