Él

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Se recomienda leer desde el comienzo con la canción de fondo, le da aquel toque triste que el relato tiene.




Ella ahí estaba nuevamente, arrastrándose al nivel por el suelo, suplicando una muestra de cariño, arañando el aire, intentando hacerse notar. Quizás no sabía cuando valía ella en realidad, pensaba que el resto la hacia feliz, que sin los demás que la rodeaban no era nada ni nadie. Inseguridad recorría su cuerpo, sobre si misma, claro está. Tenía miedo de ser abandonada nuevamente, y lo más irónico, es que se culpaba a ella por casi todo lo que había sucedido; realmente no entendía como eran las cosas. No era tonta, solo era inocente.

Ella tenía miedo a sentir aquel vacío en su interior nuevamente, era un dolor que ya había pasado y no deseaba volver a transitar.

Él la había lastimado nuevamente, un poquito más.

Ella se iba desmoronando lentamente, y por más que tratara de demostrarlo, nadie parecía notarlo. Solo necesitaba un abrazo cálido, unas suaves y delicadas palabras y un beso en la frente, ¿acaso era pedir mucho? No lo era, pero ella creía que si, porque no encontraba respuesta. Tenía miedo de suplicar aquello, solo conocía el rechazo como respuesta a casi todo, la negación a la felicidad que tanto anhelaba. No es que no la conociera, pero no podía convivir con ella por un período largo de tiempo porque algo siempre irrumpía.

Él tenía el poder de hacerla brillar y danzar, tan plena, tan hermosa y por sobre todas las cosas, feliz. Aunque también, por desgracia, tenía la capacidad de derrumbarla con un simple mensaje, una respuesta cortante o un silencio extraño. Podía lanzarla a lo más bajo y hacerla sentir vacía, apagada, infeliz.


Quizás lo sabía, quizás no.


Ella deseaba que él no lo supiera, esperaba que lo hiciera inconscientemente y no con intención, pero su cabeza funcionaba tan en su contra, que siempre pensaba lo peor. Quería creer que solo era inocente, y que no se daba cuenta el mal que ocasionaba en ella con lo que hacía.

Ambos eran jóvenes y con todo por vivir, juntos o separados. En sus mejores momentos, tenían charlas de largo aliento imaginando como serían los años siguientes, ideando planes para hacer juntos o lo que harían en las vacaciones entrantes. Y luego, esto, ¿donde se habían quedado los bonitos momentos que tanto anhelaban por convertir en realidad?

Ella esperaría, nuevamente, por que él le demostrase su afecto con un simple te quiero (que de simple no tenía nada) o un abrazo luego de no verse por aquel tiempo inconcluso.


Y por más tonta que podría parecer, por más dependiente que pudieran hacerla creer, ella estaría para él esperando, quizás no con los brazos extendidos en su bienvenida al cien por cien pero allí estaría, porque creía quererlo más de lo que en el comienzo de esta historia, de esta bonita pero a veces confusa historia, ella había podido imaginar. Lo quería de verdad.

De verdad.

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