La Bestia y la Bala

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No quería que pasara, ni lo esperaba. Trato de escribir mis ultimas palabras siempre tratando de ocultarme de... De que? No se que rayos es ni me interesa saber, solo quiero darle un aviso a los que se atrevan a entrar a este maldito lugar. Estúpido fuí estos ultimos 32 años. Si fuera otra persona me dejaría matar. Desaté una fuerza que va a afectar al resto del mundo. Mi culpa mi culpa MI CULPA MI PUTA CULPA.

Debo resumirlo. Soy un sicario, o era. Los Metales Rojos son un grupo del cual el mero echo de mencionar provocaría un colapso gubernamental, pero eso ya no me importa, pongo por encima vivir unos minutos mas.

Somos una red de contrabando vinculada al gobierno Belladonio, practicamente somos el porqué de su infamia. Contrabandeamos drogas, reliquias, manejamos casas y empresas que mueven todo lo que conseguimos o robamos. Claro, también hemos cazado animales, bestias, humanos, la presidente Mariángela Suarez ha muerto a nuestras manos. Extinguimos la tortuga, varios felinos, y nos encargamos de varias figuras. NUNCA supieron que eramos nosotros. Hasta que alguien lea este libro, el secreto queda guardado.

Voy a ser breve, soy el mejor sicario de toda la división, no fallé nunca, me contratan para las misiones importantes, etcétera. Pero al parecer, hay cosas que hasta a gente de mi rango tiene ocultas, como este estúpido lugar.

Fueron claros: "Entra a este lugar, usa el aparato en el animal dentro. Es como una pistola, simplemente apuntale con la punta del cañón a menos de diez metros. Sólo tienes un disparo. Después podrás dispararle todo lo que quieras con tu francotirador, te daremos 30 balas para matar lo que encuentres. El helicóptero está por llegar, sube, Kian te llevará." No me especificaron que era, pero si decía que no me iban a cortar la cabeza.

Me dieron una foto de una entrada de 3 metros de alto y 8 de ancho en medio de la jungla, esta entrada tenía un pad numérico a la derecha y una especie de estación muy grande. Atrás de la foto había un codigo se números, el cual ingresé en el pad.

Entré, lo primero que noté es que el pasillo iba en picada. Las luces parecían estar prendidas hace años, pero mi vista se acostumbró en un momento. La rampa bajaba hasta llegar a una parte plana, pero seguía la formula de pasillo ancho, solo que ahora había mas pasillos que intercalaban su posición de izquierda a derecha. De estos pasillos, me pidieron llegar al fondo del octavo.
Uno... Dos... Tres... Cuatro... Cinco... Contando hasta el ocho. Hubiera preferido que el presidente me corte la cabeza antes de contar hasta ese número.

Era de terror. Era un lugar lleno de jaulas, eran como un hueco en la pared solo que en frente había un vidrio con una puerta, y al lado un pad para abrir esta. Como si a la persona dentro le quisieran hacer experimentos con sustancias diferentes, incluso llegué a ver sangre en algunas celdas.

Llegué al fondo. Hay una celda de la misma altura y anchura, y de un largo similar a su ancho. Adentro se hallaba una maquina. Una maquina que no quiero ver nunca mas en mi corta vida, sea lo que sea, tenía una forma tan amorfa que es casi imposible de definir. Tenía cuatro patas gruesas en las que iba hacia su presa, el resto era cuerpo puro, con una cabeza, con solo un agujero. Ese revestimiento metálico tan pulido y trabajado, lo habrán echo con años de producción, pero eso no importa ahora. La bestia estaba tirada en el suelo, como durmiendo, esperando a que la despierten.

Había un contador al lado de otro pad numérico, solo que este estaba roto. Supuse que lo que me esperaba dentro era mi objetivo, entonces esperé a que el contador llegue a cero, faltaban 30 segundos, lo tenían todo planeado al parecer.

Llegó a cero. Me tiemblan las manos al escribir esto. Ahí fue cuando mis días se contaron, y mi corazón dio marcha atrás.

El gran cristal sube, solo para dar paso al terror que hay dentro. Unas luces rojas se encendieron en la máquina. Esta se paró y mi miró, yo estaba dando pasos hacia atrás desde que el cronometro indicó cero. La cosa me miró, pegando un grito metálico de sufrimiento. Yo tenía la mano en la pistola de un disparo, pero no llegué a sacarla para cuando la bestia vino corriendo hacia mi.

Me fuí hacia un costado del pasillo intentando jugar con su mente, pero al llegar a la punta, derrapó y me miró, como si me oliera la sangre. Saqué la pistola para hacer lo que se supone que este arma haga, y disparé.
Si la armadura antes daba miedo, ahora simplemente le puede fácilmente dar un paro cardíaco a alguien.

Su pesada armadura calló generando el estruendo de una gran roca callendo de una colina. Bajo esa capa bélica se encontraba una bestia peor. El metal se sustituía por una carne tan gruesa como áspera, pero al mismo tiempo blanda y viscosa.
Era como un elefante sacado del infierno, torturado, sin trompa ni orejas. Sin cara, pero un agujero grande que se dividía en cuatro pétalos. Parecía cruzado con un humano, pero seguía vivo, y en su vitalidad, también vivía una ira y sufrimiento inexplicable. Con que esto era lo que debía matar, eh?
Mi miedo no pudo hacer mas que convertirse en un miedo mucho mayor, del tamaño de la criatura frente a mis ojos. Hace mucho tiempo que no siento algo así.

El monstruo me miraba con ganas de matar sin razón. No pudo hacer mas que pegar un grito de llanto y agonía, miedo y enojo, ira y tenacidád.
Corro hasta el noveno pasillo, parecía un laboratorio pero no le presté nada de atención y corrí hasta la puerta mas cercana. Me encerré y me saqué el francotirador de la espalda para notar que solo tengo dos balas.

DOS BALAS. DOS BALAS IDIOTA. ERES UN IDIOTA. Siempre me confié, nunca tuve la necesidad de usar mas de una bala. Simplemente tiré las otras 30. Siempre acertaba al primer disparo. DOS MALDITAS Y ESTUPIDAS BALAS.

El monstruo me siguió hasta la puerta. La tiró abajo de un cabezazo. Hace lo imposible con su cabeza para alcanzarme. Cargo una bala, me tiemblan las manos, no estaba seguro de poder darle. Como era de esperar, fallé, por primera vez en mi vida, fallé y le di a la pared. Me fuí corriendo hasta una esquina. La bestia dió un paso hacia atrás para embestir tirar la muestra de mi fallo abajo, para lograrlo con facilidád, solo la empujó, parecía un cuchillo cortando manteca.

Acabo de usar mi última bala, le di y no pasó una mierda. Esto fué una misión suicida. Trato de no moverme. El monstruo parece estar buscando algo en el lugar.

Acabo de aprovechar que no miraba para irme pero me sigue. Estoy corriendo rampa arriba.

Acaba de correr hacia mi, pero me aparté solo para que la bestia embista contra el gran portón. Acaba de escapar, se fué hacia la luz del día, misma luz del día que comparten miles de millones de personas en el mundo, que ahora, comparten casa con su muerte. No se como volver, no hay ningún pad numérico por adentro, es como si no quisieran que salga. Voy a salir por el agujero de la embestida, pero no se a donde ir, me va a matar esa cosa, o un animal, o los Metales Rojos.

Espero que quien encuentre esto sepa lo que va a pasar, pero eso difícil, estoy en medio de la nada, si no encuentro manera de volver, voy a buscar la manera de suicidarme.

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⏰ Última actualización: Mar 06, 2016 ⏰

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