Sorry

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Bien, tenía que tragarme mi orgullo y enviar ese mensaje que escribí tantas veces pero que lo borraba una y otra vez.

"Solo mándalo" me dije a mí misma como si esta acción fuera determinante para mi vida. Por una parte si lo era, si mi mensaje no daba la suficiente lástima o risa, Adam no volvería a hablarme y si no me hablaba mi vida social se limitaría a charlas con un perro.

Apreté el botón de enviar. Cada 5 segundos revisaba el chat de Adam para ver si estaba escribiendo o si había leído el mensaje.

Era un mensaje simple y podía ser gracioso si él se encontraba de buen humor: "Is it too late now tos ay sorry?" él estaba cansado de aquella canción y yo solía cantársela en todos los idiomas posibles. Crucé mis dedos esperando su mensaje. No me escribió nada pero me dejó clara su posición: no iba a responderme.

Adam era mi mejor amigo desde hace más de 10 años así que me conocía bien y yo le conocía muy bien. Tan bien como para suponer que si no hacía nada ahora probablemente no volveríamos a hablar. Decidí que como ofrenda de paz podía llevarle algunas galletas con chispas de chocolate que eran sus favoritas así no podría cerrarme la puerta en la cara.

Crucé a la casa del frente, lugar donde vivía Adam, y toqué la puerta. Nadie abrió. Volví a hacerlo insistentemente hasta que alguien abriera o hasta que me sangraran los nudillos, lo que pasara primero.

— ¡Detente! — me gritó Adam al abrirme la puerta.

— Te hice galletitas como muestra de paz. — puse mi mejor sonrisa y le enseñé el plato de galletas que tenía en las manos. Adam les echó un vistazo sin siquiera acercarse.

— Esas son de paquete.

— Te compré galletitas, entonces. — extendí el plato hacia él pero no lo aceptó. — Mira, Adam, solo quiero que las cosas estén bien entre nosotros, solo quiero hablar.

— ¿No se te ocurrió hablar conmigo antes de la boda?

— Fui honesta y resulta que no debí serlo, ¿te parecía mejor que me quedara callada y dejara que te casaras con esa mujer? Creí que la honestidad era lo que más apreciabas de mí.

— ¿Se supone que viniste a disculparte? Porque no lo estás haciendo bien.

Era un hecho que yo no era buena disculpándome ni aceptando mis errores. Hace 3 días se tendría que haber llevado a cabo el matrimonio de Adam por lo civil, yo era su testigo así que debía "dar fe del amor de esa pareja" pero cuando el juez me preguntó sobre ellos dudé mucho en responder y cuando hacían su promesa me amor me reí sarcásticamente. Todos me miraron y el juez tuvo que preguntar si es que yo sabía algo y abrí la boca para soltar toda la información que tenía. Se desarrolló un caos y al final nadie de casó con nadie.

— Adam, yo solo...

— No quiero escucharte...

— ¿Cómo se supone que voy a disculparme si no cierras la boca?

— ¡Tú debiste cerrar la boca!

— Necesitamos un árbitro que evite que nos golpeemos.

— Le diré a Bianca, pero tú les pagas.

Y fue así como terminados en la sala de la casa de Adam con Bianca, la hermana menor de Adam, siendo la que controlaba el tiempo que cada uno tenía para hablar y evitando las interrupciones.

— Creí que siendo mi mejor amiga me confiarías cualquier cosa. — me dijo él. — Además, alardeas que siempre dices la verdad pero no lo hiciste ninguna de las veces que te pregunté si creías que tenía futuro con Sofía.

— ¿Y qué esperabas que dijera? "Adam, creo que Sofía te engaña con su entrenador personal pero no es un hecho, mejor espera a que contrate a los del programa "cheaters" y lo confirmamos, por si acaso, no canceles tu boda".

— Sí, justo eso era lo que esperaba de mi mejor amiga. ¿Tienes idea de cómo me siento ahora? Estoy más enojado contigo que con ella. Lo supiste por mucho tiempo, tuviste mil oportunidades para decírmelo pero preferías reírte de mí.

— ¡¿Por qué me reiría de ti?!

— Estás interrumpiendo... — dijo Bianca. Le extendí un billete, lo agarró y me hizo una seña para que continuara hablando.

— Eres la persona más importante de mi vida, ¿por qué me reiría de ti al saber que alguien te está lastimando? Adam, no quería romperte el corazón, no quería decirte que Sofía era una perra.

— Ese era tu deber de amiga. — comentó con tono seco. Estaba más que claro que el problema que tenía no era que la boda se hubiera cancelado o que Sofía ya estuviera a miles de kilómetros con su entrenador oficial. El problema era nuestra amistad. Quizá estaba cansado de que yo no fuera la mejor persona del mundo, incluso a veces yo pensaba que no merecía tener a Adam como mejor amigo.

Es decir, Adam es la persona más increíble que puede existir en esta tierra. Si existe alguien en el mundo que merece felicidad, éxito, buena suerte o lo que sea es él. Tiene sus defectos, claro está, y yo se los recuerdo todo el tiempo. Él también omite información para "cuidarme" y "cuidar al mundo de que una chica genere la tercera guerra mundial".

— Pues discúlpame por querer protegerte tal como lo haces tú.

— ¿Ahora es mi culpa? ¿Yo solo me metí en esto por querer protegerte otras tantas veces? — comenzó a aplaudir como foca lo cual disminuyó un poco mis ganas de responderle al respecto.

— ¡Estoy intentando arreglar esto, Adam! ¿Quieres dejar de comportarte como un niño? No quiero estar más días sin hablarte, necesito tenerte cerca pero si sigues haciéndote la víctima y haciéndome la culpable te golpearé en el rostro.

— ¡Soy la víctima! Y sí, eres la culpable de que las cosas estén así ahora.

— ¿Qué quieres que haga para que me disculpes? ¿Quieres que le arranque su cabello teñido?

— ¡Yo estoy a favor de eso! — exclamó Bianca.

— ¿Por qué siento que me traicionaste? — Adam bajó el tono de su voz, estaba hablando en un tano demasiado calmado.

Lo decepcioné, definitivamente lo hice. ¿Por qué me guardé aquella información durante tantas semanas? ¿Por qué no le dije que todo eso estaba pasando a sus espaldas? ¿Qué era lo que yo esperaba que pasase? Definitivamente quería que terminaran, nunca me tomé bien eso del matrimonio, ni siquiera del noviazgo. Siempre estuve un tanto celosa de que él siguiera su vida con alguien más que no fuera yo.

De algún modo, Sofía me estaba quitando a la persona que yo amaba más que a nada, amaba su sonrisa, amaba sus abrazos, su risa, sus mensajes, y simplemente estar con él. Ama nuestro "nosotros".

— ¡LO SIENTO! — grité. Probablemente esa fue una de las pocas veces que me escuchó decir la frase. Abrió los ojos sorprendido de mi reacción. — ¡No quería arruinar nuestra amistad, Adam! No quería arruinarlo todo. Quería protegerte, quería evitar que te rompieran el corazón aunque el mío se estuviera rompiendo cada vez que te acercabas más a Sofía. No me pude contener en tu boda, no podía dejar que la eligieras a ella y que probablemente firmaras la sentencia de esta amistad.

— Nat, sería imposible que yo renunciara a nuestra amistad...

— El problema, Adam, es que temía que te alejaras de mí porque yo simplemente te amo.

Mierda.

Lo dije y no hay vuelta para atrás. 

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⏰ Última actualización: Mar 06, 2016 ⏰

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