Llegué a mi casa y me encerré en mi cuarto.Me coloqué mis auriculares y subí el volumen al máximo.Me aferré a mi almohada y así me dispuse a dormir.Al borde de las lágrimas y con la música máximo nivel.
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Desperté y bajé las escaleras encontrándome con la casa sola.Me acerqué hasta el refrigerador.Tomé una manzana y la mordí.Mastiqué un poco y subí las escaleras nuevamente.
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Me senté en la cama y refregué mis ojos.Bostecé y miré a mi alrededor.Los rayos de sol asomaban por encima de mi escritorio.Me calcé rápido,me dirigí a el baño.Cepillé mis dientes y me hice una cola alta.Salí de allí y me puse mi uniforme.Tomé mi mochila y bajé las escaleras con una sonrisa de oreja a oreja.Y según mi mamá se notaba de aquí a Japón.Besé su mejilla y sin desayunar me fui al colegio.
Saludé a Jime que me miraba con una mirada cómplice.Besé su mejilla y juntas soltamos una carcajada.Si vieran lo que le espera a Martinez
-¿Hiciste lo que te pedí?-le pregunté dirigiéndonos a la clase de Inglés
-Obvio.Acá tenés,Vos lo distraes que tomo su celular ¿dale?-asentí y lo vi charlando con el director.Mientras Jime se escondía tras un tacho de basura.Yo me acerqué a él.
-Buenas profesor-le dije ¿seductora?
-Buenas Espósito.¿necesita algo?
-Mmm no...Digo sí.Necesito que me de su mano-estiré la mía.Vi como Jime se acercaba a él-pero tengo mi maletín-reprochó él-No importa déjelo en el suelo.-lo soltó y tomó mi mano.Una insignificante sensación recorrió mi cuerpo y lo miré a los ojos-¿así?-asentí. Jime tomó su celular y yo solté la mano de él.Mientras Jime se alejaba corriendo.Imité su gesto y corrí detrás de ella.
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-¿Y pudiste?-le pregunté caminando de un lado para otro
-Si si-me miró con una sonrisa-en quince está acá-sonreí y miré a través de la ventanilla
-Bueno vámonos a la clase-estiré mi mano y ella la estrechó levantándose.
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-Llegó la hora-susurró Jime a mi lado
-Si.Llegó la hora-le sonreí y me levanté de mi asiento.Esta era la hora de EPI. EPI es como una clase de apoyo.La única que está en el salón soy yo. Jime ya se ha ido.Sonreí y miré la hora en mi teléfono.Quince minutos exactos.Miré a Martinez que estaba distraído con unos papeles y me acerqué a él.Me senté en sus piernas y enredé mis brazos en su cuello.Acerqué mi labios a los suyos.Lo miré a los ojos.Y lo besé.Sí lo besé.Un beso desesperado donde nuestras lenguas jugaban una guerra entre ellas.Desabotoné los primeros botones de su camisa y lo seguí besando.Me subió sobre el escritorio y enredé mis piernas en su cintura.Esa sensación volvió a aparecer y algo en mi estómago se formó.Nos separamos por un sollozo que se escuchó desde la puerta.Miré quien era.No conocía a esa rubia.Miré a Mariano que se quedó estático en su lugar.
-Lo pensé de todos.Pero de vos no Mariano-dijo la rubia y se acercó a él
-Perdóname Juli-le rogó
-Estás perdonado Martinez. Pero olvídate que existo-estampó su mano en la mejilla de él.Me miró con odio y se fue sin decir más.
Me miró a mí.Una lágrima se le escapó y salió de ahí.Sonreí y toqué mis labios.Estos estaban hinchados y tenían labial por todos lados.Salí de ahí con mi plan exitoso. Espósito te advirtió Martinez. Ahora aguántate las consecuencias.
