Capítulo 3

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Buenas noches/dias/tardes lectorxs~ les traigo el tercer capitulo, asi que a leer... Disfruten~~



 Alguien había matado a Myngyu, y Moon GaeYung estaba dispuesta a descubrir al culpable. Todos decían que había sido la edad y no el veneno que le habían dado, pero GaeYung sabía la verdad. Myngyu estaba tan bien como se puede estar hasta que se levantó y cayó redondo. Seguro que había sido envenenado, y ella iba a demostrarlo.

De una manera u otra, conseguiría que se hiciera justicia. Descubrir al criminal y hacer que lo detuvieran era una deuda que tenía con Myngyu. En algún sitio debía de haber pruebas, tal vez incluso en su propio jardín delantero, donde, en los días soleados, mantenía atado a Myngyu para que tomara el fresco. Si había alguna prueba allí, como se llamaba GaeYung que la encontraría. La responsabilidad de la investigación recaía sobre ella y sólo sobre ella.

 Al enterarse de la noticia, Hermana había interrumpido sus vacaciones y había hecho que su primo la llevara a casa. Estaba intentando ayudar, pero no era de mucha utilidad. Estaba segura de que nadie más la iba a ayudar a buscar pruebas de la muerte violenta, porque a nadie más le importaba un rábano, ni siquiera a ese maldito jefe de policía, WonBin. 

Nunca le había gustado Myngyu, sobre todo desde que se le había escapado y le había mordido su gordo culo al jefe. Pero, aun así, uno habría pensado que el jefe WonBin habría tenido la decencia de pasarse por su casa y darles el pésame por la muerte de Myngyu, sobre todo teniendo en cuenta que ella y Hermana estaban a una manzana escasa de la plaza del pueblo, y por tanto, de la comisaría. Debería darle vergüenza, le había dicho GaeYung a Hermana. Con independencia de que le gustara Myngyu o no, tenía que cumplir con su deber y averiguar quién lo había asesinado. 

Otros habitantes del valle se estaban mostrando atentos y comprensivos. Sabían lo mucho que MingYu significaba para Gaeyung. El vecino de al lado, ese que tenía tanta infulas y ojos enormes, con ese nombre KyungSoo, había resultado ser el más amable y sensible de todos. Después de encontrarla en el patio arrodillada sobre el perro, y de ayudarla a levantarse, la había metido en el coche junto con Hermana; luego, había regresado corriendo hasta Myngyu y, tras desencadenarlo y levantarlo en brazos, lo había puesto en la camioneta. Para entonces, Myngyu ya estaba tan tieso y frío como una piedra, pese a lo cual KyungSoo había conducido a toda velocidad hasta la consulta del doctor Basham, y había llevado a Myngyu adentro lo más deprisa posible con la esperanza de que el médico fuera capaz de obrar un milagro. Un milagro que evidentemente no ocurrió. 

Las dos hermanas decidieron que KyungSoo ya no era un intruso y, en consecuencia, sintieron que era asunto suyo meterse en la vida del joven siempre que pudieran y preocuparse por él, igual que si se hubieran casado y tuvieran hijas. GaeYung esperaba que Kyung se acordara de cerrar las puertas del coche. Era joven y, a su juicio, eso equivalía a ingenuo, mientras que ellas dos eran más viejas y más prudentes y estaban bien al tanto de las lamentables costumbres del mundo. No eran tan ignorantes. Sin embargo, le recordó GaeYung a Hermana, KyungSoo era tan listo como bonito.    

Tras decidir no volver a inquietarse por KyungSoo, GaeYung se sentó a la mesa del salón y abrió el estuche de correspondencia que madre le había regalado cuando era joven. Sacó una hoja rosa con olor a rosas que tenía grabadas sus iniciales y alargó la mano para coger la pluma. Ya que el jefe WonBin no iba a hacer nada respecto a la muerte de Myngyu, GaeYung iba a ocuparse del asunto. Ya había escrito al FBI pidiendo que enviaran a un hombre a Yongam para investigar, pero la carta debía de haberse perdido en el servicio de correos, porque ocho días después todavía no había recibido contestación. Escribiría de nuevo: esta vez iba a dirigir la petición al mismísimo director y, por caro que le saliera, se gastaría algún dinero de más en enviarla por correo certificado para que no se perdiera. Hermana estaba ocupada limpiando la casa; al fin y al cabo esperaban visitas: cualquier día de esos, el FBI llamaría a la puerta.   

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⏰ Last updated: Mar 07, 2016 ⏰

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