Se escuchan los llantos del parto, la madre grita y grita, caen lágrimas de sus ojos, un rostro rosado lleno de sudor, ojos rojos y agotados, sus manos aprietan las de su esposo, la sabana azul llena de sangre, mientras los doctores extraen a la pequeña criatura de su vientre.
Es una niña.
Se escucha el respiro de la madre al igual que su corazón latiendo fuertemente, ella exige ver a su hija, se la entregan, la toma entre sus brazos, la besa, la cobija, la abraza, la acurruca sobre su pecho.
La madre comienza a perder el pulso, hay mucha sangre, la madre se desmaya, el padre ya no escucha su corazón latir, se escucha un gran silencio en la habitación.
Las enfermeras apartan a la bebe y la acomodan en una camita, mientras los doctores acomodan a la madre en una camilla, lista para llevarla a urgencias; el padre quiere ver a su esposa, grita, pelea, maldice, suplica, pero nada de eso sirvió, no se pudo despedir de ella.
La madre fallece.
Malú nació el día de la primavera, el día más triste para su familia, su madre murió al dar a luz, su padre perdió casi todo su dinero en terapias intensivas para que la madre sobreviviera, pero la pérdida de sangre fue numerosa, Malú creció estando sola, Malú creció siendo fuerte, Malú creció siendo independiente.