Mi Alumna Favorita (Tom Hiddleston)

Capítulo 8

La mano de Tom estaba en mi nuca, nuestros labios juntos, nuestras lenguas rozaban de una manera exquisita. Mis dedos estaban entralazándose con su cabello, dios era suave y olía muy bien. Tom comenzó a bajar su mano, pasó por mis costillas y se detuvo en mi cadera, la apretó un poco con fuerza, haciéndome subir un poco más para que su cuerpo se acomodara mejor arriba mio, abrí mis ojos.

- Tom - dije aún con sus labios sobre los mios - Tom - volví a repetir.

- ¿Qué? - preguntó en un susurro sin despegar sus labios de los míos, dios sus labios eran tan adictivos y sabían tan bien.

- Debemos parar - dije y Tom se alejó de mi para mirarme a los ojos, si lo amaba, era tan lindo y sabía que si lo hacíamos ahora el me cuidaría pero no podía, no estaba preparada, todo ocurrió tan rápido y deprisa que no me esperaba nada de esto, aunque yo lo empecé.

- Claro, perdón - dijo y se levantó de mi cuerpo.

- No, espera - dije y lo agarré de la nuca, para que se acercara a mi cara, nuestras frentes quedaron juntas y nuestras miradas se conectaron - Muero por hacerlo contigo pero es que no estoy preparada... ahora - dije y agaché la mirada.

- Hey - dijo y agarró mi mentón y levantó mi rostro para que lo mirara directamente a los ojos - No quiero obligarte a nada, si no estás preparada lo entenderé, no quiero que creas que solo quiero estar contigo por sexo, no, yo quiero... quiero algo serio contigo, ¿tu quieres? - preguntó mirándome fijo a los ojos y tragando saliva algo nervioso. 

Mordí mi labio ligeramente, me acerqué a el, con mis brazos rodee su cuello y le planté un beso, haciendo que caiga hacia atrás apoyando su espalda en la base del sillón, me separé de él y apoyé mi frente en la suya.

- ¿Eso responde a tu pregunta? - pregunté con los ojos cerrados.

Escuche la melodiosa risa de Tom y sentí como me abrazaba con fuerza, por dios esto era tan irreal, todavía no caía en la cuenta de lo que ocurría, abrí mis ojos y besé los labios de Tom con pasión. Los minutos pasaron y estábamos los dos recostados en el sillón, mi cabeza reposaba en su pecho y el mentón de él estaba apoyado en mi coronilla de mi cabeza, dios el olor de su perfume se filtraba por mi nariz erizando mi piel.

Mis ojos comenzaban a cerrarse, pero rápidamente los abrí.

- ¿Que hora es? - pregunté sentándome en el sillón.

- Las 21:30 pm - dijo Tom mirando su reloj de pulsera.

- Dios, es tarde, debo irme - dije levantándome del sillón, agarré mi chaqueta y me la puse. 

- ¿Quieres que te acompañe? - preguntó Tom levantándose del sillón y caminando en mi dirección.

- No tranquilo, tomaré un taxi - agarré mi bolso y abrí la puerta, y me detuve en el marco de esta.

- ¿Segura? ya es tarde y no quiero que te suceda nada - dijo y abrazó por la cintura acercándome a él.

Sonreí.

- Si segura, tomaré un taxi aquí fuera, no podemos dejar que nos vean juntos, eres mi profesor - dije y Tom hizo una mueca con la boca.

- Cierto - dijo y apoyó su frente con la mía.

- Mañana vendré y hablamos de eso ¿si? - pregunté cerca de sus labios.

- Si - dijo con una sonrisa y se acercó más a mi para que nuestros labios al fin se unieran. Por falta de aire nos separamos, le sonreí y me solté se su agarre, caminé por el pasillo, pero volví y me colgué en su cuello para besarlo nuevamente, esté me abrazó por la cintura y me elevó un poco del suelo.

- Ahora si, adiós - dije y le di un rápido beso y después volví a caminar por el pasillo ya para irme a casa.

(...)

Entré a casa y cerré la puerta atrás de mí y me apoyé en esta, dios el sabor de los labios de Tom seguían en mis labios, fue tan hermoso lo que pasó, tan irreal, tan...

- ¿En que piensa señorita? preguntó Mika a mi lado, sacándome de mis pensamientos.

- Nada, Mika, nada - dije caminando a las escaleras para subir a mi habitación.

- ¿Lo pasó bien esta noche? - preguntó, me giré para verla y con una sonrisa enorme en mi rostro y conteste.

- La mejor Mika . dije y subí trotando las escaleras a mi cuarto.

Me tumbé en la cama y dije.

- Dios, que no sea un sueño - pedí antes de quedar profundamente dormida.