4. Carlos Shown y tarde de compras

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Terminé las clases y me dirigí a la entrada del instituto, que es donde había quedado con Bea.

No tuve que esperar mucho ya que en menos de cinco minutos mi pelirroja amiga se encontraba a mi lado.

-¿Nos vamos hoy de compras? Me han dicho que un chico nuevo ha hecho una fiesta este viernes, y tenemos que ir a comprar los vestidos. No recuerdo su nombre, pero me han dicho que está para comérselo. - dijo Bea mordiéndose el labio inferior.

- No puedo - dije sumamente frustrada - tengo que limpiar con el estúpido de Jefferson.

- Él siempre es así, esta metido en toda clase de líos. Iremos otro día entonces.

- Nos vemos mañana - dije dándole un beso en la mejilla.

Llegué a la biblioteca, ya que allí había quedado con Thomas para empezar a limpiar.

Pasó media hora y el no aparecía, así que saqué el móvil y me dispuse a escribirle.

'Estúpido, ¿dónde estas?' Visto por Thomas Estúpido Jefferson a las 17:27

'Cambio de planes, muñeca. Voy a salir con unos amigos. Que te diviertas limpiando.'

De eso ni hablar, si el no limpiaba, yo tampoco.

Ignoré su mensaje y le envié uno a Bea.

'El estúpido de Thomas me ha dejado tirada, así que nos vamos de compras. A las 18:00 en la puerta del instituto.' Visto por Bea a las 17:37

'De acuerdo, ¡tenemos que encontrar unos vestidos ya! Nos vemos luego.'

Para matar el tiempo, decidí dar vueltas por la biblioteca. No había mucha gente, sólo un par de chicos haciendo algún trabajo y una chica leyendo.

Pasé por la zona de libros románticos, aunque siempre las historias eran muy típicas, por lo que me terminaban aburriendo. Hasta que rebuscando encontré uno que me llamó la atención. Se titulaba 'Entre cuatro paredes'. Decidí cogerlo y me dispuse a leerlo en una de las sillas más cercanas.

Cuanto más leía el libro más fascinante me parecía la historia. Trataba de una chica que se escondía en su propia tristeza, pero lo que nadie sabía es que ella era una espía del gobierno, de las mejores, y utilizaba la tapadera de la soledad para no levantar ninguna posible sospecha. No tenía amigos y apenas se relacionaba con los demás. Hasta que un día, la encomiendan una misión especial, y la asignan un compañero. Al conocerse, inmediatamente no se soportan, pero la misión consiste en fingir un noviazgo, por lo que la cosa se hace más complicada, tanto en la misión, como en la escuela, ya que ella empieza a recibir demasiada atención por estar saliendo con el chico nuevo y guapo.

Me metí tanto en la historia que, alarmada, miré el reloj color dorado que tenía en mi muñeca izquierda. Bea me iba a matar. ¡Eran las 18:26!

Metí el libro en mi mochila azul y salí de la biblioteca. Corrí por los pasillos, y me perdí.

Sí, lo que me faltaba, me perdí.

Corrí a la izquierda, luego a la derecha, y después recto y, por fin, vi la salida del instituto. Y por ir corriendo me di contra una de las taquillas y caí de culo al suelo.

Puta taquilla.

-¿Estás bien? - levanté la cabeza y vi a un chico que me ofrecía su mano, la cual acepté. ¡Y que chico!

Me rompiste el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora