Prólogo
Era una tarde como cualquier otra, la noche estaba cubiera por estrellas, hacía calor puesto que estábamos en primavera, los grillos se escuchaban y no había muchas luces a fuera, con lo cual, me dispuse a mirar por mi telescopio el cielo, se apreciaban fácilmente los planetas y las estrellas, algo que no se podía ver si había demasiada luz, mirar el cielo a esas horas, era relajante y brillante, era precioso y las estrellas daban un toque maravilloso a la ciudad, también podría escucharse fácilmente el sonido de un perro ladrando, pero eso no evitaba que, aún segía pensando porque todo el mundo, desde pequeña me evitaba o salía corriendo, yo solo me acercaba a ellos para ayudarlos pero decían que desprendía un aura mala y mi cara era algo...agresiva, intente mostrar mi sonrisa pero cada vez, la gente uía más de mí, llegados a este punto, no me rendí, querían que lo hiciera pero, quería luchar por lo que quería cambiar.
Antes de acostarme, fui al baño a cepillarme el pelo, era largo y tenía algunos nudos, nada para preocuparse, le hice sumamente despacio para no tirar de ellos mientras me miraba en el espejo poniendo sonrisas, parecía algo agresiva y también daba algo de miedo, quizás por eso, la gente uía de mí.
Fui al armario, lo abrí y saqué la cama, la arreglé y la coloqué en el suelo, sin provocar ruido alguno, abrí la manta
Fuera lo que fuera quería cambiarlo aunque no sabía como, pero, no sabía, llendo a esa escuela, mi suerte, iba a cambiar por completo.