Destinos Encadenados

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El frío de aquel lugar se le calaba en los huesos, le dolía todo el cuerpo y aquella molesta humedad se le impregnaba en sus sensibles fosas nasales.

¿Como he podido acabar así? Se había hecho esa pregunta mil veces en los últimos cinco minutos. Observó su extremidad, ahora cubierta de pelo oscuro, encadenada al suelo.

No sabía que era peor, si el verse convertido en una bestia o el encontrarse encerrado en  un lugar desconocido.

Una sombra se proyectó en la pared y de ella apareció una pequeña chica. Su piel era oscura, portaba una máscara que tapaba gran parte de su cara y llevaba el  pelo, de un intenso color naranja, recogido en una coleta.

Apretó los dientes, unos contra otros,produciendo un agresivo gruñido de forma involuntaria.

-Eh, eh, tranquilo lobito - La chica, o más bien, el ser, se tapó la boca con una mano ocultando una risa juguetona.

Intentó lanzarse contra ella con sus nuevas fauces abiertas pero la cadena frenó su avance al instante.

La chica aumentó el volumen de su risa - Si te portas bien te sacaré de esta - Le guiñó un ojo mientras esbozaba una sonrisa diabólica.

Le miró incrédulo. ¿Que otra le quedaba? Posiblemente se pudriría en esa celda si rechazaba la oferta.

Se sentó juntando las patas delanteras y miró a su interlocutora, impaciente.

Una pequeña explosión sucedió al chasquido de dedos del ser, que le liberó de sus cadenas.

Al fin libre. Estiró las piernas, o más bien las patas, antes de salir de la celda.

-Ahora necesito tu ayuda, hay alguien aquí que quiere verte y le he prometido llevarte hasta donde se encuentra - Profirió una aguda risa y se dio la vuelta, flotando en el aire.

¿Que otra le quedaba? Estaba en lo que parecía el sótano de algún extraño lugar, no sabía cómo salir ni cómo funcionaba su nuevo cuerpo.

Se escucharon pasos seguidos de algunos extraños chillidos cerca y la chica le azuzó subiendo a su lomo y golpeándole su costado. Le respondió con un sordo gruñido y empezo a correr por el empedrado pasillo.

Siguió las indiciaciones de su acompañante hasta llegar a lo que parecían unas grandes alcantarillas.

Lo que más le llamó la atención del enorme lugar cubierto de agua fue la llama azul que flotaba en el aire.

-Es un ánima, un ser atrapado en un mundo paralelo al nuestro - Antes de proseguir con su explicación le cerró los ojos con sus diminutas manos, al chico le resultó raro, aunque reconfortante, sentir el calor de sus extremidades en su cara - Concentrate, déjate llevar por tu nuevo ser y busca lo que no existe en este mundo.

Su voz sonó dulce por primera vez, proporcionando cierta seguridad al chico. Cuando abrió los ojos de nuevo al sentir cómo las manos de la chica se deslizaban hacia atrás, parándose en sus orejas se encontró con que la pequeña llama se había convertido en una silueta de aspecto fantasmal.

Pudo reconocer la vestimenta del espectro que tenía delante, les había visto múltiples veces en Ordon, era un soldado de Hyrule. El hombre, delgado y menudo, parecía asustado por algo, pero desde luego no por el enorme lobo que le miraba fijamente.

-No puede verte, está atrapado en el mundo del ocaso, como todo el reino - Acarició las orejas del lobo con cierto aire de distracción - Más tarde te lo contaré todo con más detalles, ahora tenemos que seguir.

Estiró de sus orejas, provocando una mirada de profundo odio en los ojos del lobo, que siguió correteando entre los  húmedos y estrechos pasillos.

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⏰ Última actualización: Mar 10, 2016 ⏰

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