1.- ¿Una Taza De Café...?

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Ella era la rechazada, la extraña.

Él era tímido e inocente,

Él era nuevo y se sentó al lado de ella, Ella no le prestó atención y volteo a ver a la ventana. Al tocar el timbre todos salieron, Él se dispuso a recorrer los pasillos, pero... ¿Dónde estaba Ella?

Cuando el paso por el aula de repostería sintió un olor muy agradable, el olor del café, uno dulce, la curiosidad lo venció y entro, y la vio a Ella, tomando café, ella le sonrió.

-Me llamo Elizabeth-

-M-Me llamo... Mathew-

-Lindo nombre ¿Quieres?- dijo invitándolo a sentarse para tomar café. Mathew asintió, Elizabeth le sirvió café, era agradable.

-Gracias-

-¿Por... que no vas afuera?- Elizabeth soltó una risita -¿Q-Que es tan gracioso?-

-Soy la rechazada, ¿No lo habías notado?- Mathew negó con la cabeza -¿Por qué estabas caminado por los pasillos?-

-Quería co-conocer la escuela- dijo encogiéndose, Elizabeth sonrió cálida y amablemente, era tierno.

-Ven...- dijo mientras se paraba de la silla –te la enseño si quieres-

Ambos recorrieron la escuela, Ella le enseño todos los salones que había, los clubes, y el gimnasio, terminaron en la biblioteca, se conocieron mejor y se volvieron amigos, y todos los días tomaban café juntos e iban a la biblioteca a leer, Ella no cambio, pero Él se volvió más abierto, y de un momento a otro, dejo de ser inocente.

El, dejo de ir a verla en los recesos.

Era clase de literatura, mientras Elizabeth ponía atención a lo que el maestro decía, Mathew le toco el hombro para que volteara a verlo-

-Te veo en receso- Elizabeth volvió la vista hacia el maestro, y sonrió, pensando que volvería a ser igual que antes, Ella pensó que en receso volvería a ver al Mathew tímido e inocente que ella conoció, que sus ojos purpuras habían visto antes. Salieron al receso y ella fue al aula de repostería, no había nadie o así parecía, sus compañeros aparecieron de repente, asustándola, y sintió como un líquido la mojaba, mientras la grababan o fotografiaban. Volteo y al ver quien la había mojado el corazón se le partió, era Mathew quien tenía la olla en la mano con el líquido que la había mojado, era café.

-¿Una taza de café?- al decir Mathew esto soltaron carcajadas muy sonoras.

Ella comenzó a llorar y salió corriendo, ¿a dónde?, a la biblioteca. Estuvo llorando hasta que no pudo más, o hasta que sintió una mano tocar su cabeza, pero ella la quito rápidamente.

-¡No me toques!- se levantó del suelo y comenzó a llorar aun más.

-Elizabeth... solo era una broma-

-¡No me importa! ¡Ni siquiera te conozco!- Mathew se sorprendió al escuchar aquella palabras.

-Claro, soy Mathew-

-¡No! Mathew... el Mathew que yo conocí era tímido e inocente y lo extraño-

-No, no he cambiado- se defendió el.

-Claro que sí, ¡el Mathew de antes no me hubiera jugado una broma, el Mathew de los inocentes ojos miel no lo hubiera hecho!-

Elizabeth se acercó lentamente a Mathew, tomo su barbilla acercando sus labios a los de ella, a milímetros de besarse Ella soltó un te extraño sobre sus labios. Solamente los juntaron, no hubo más, solo un roce, antes de que Ella desapareciera... para siempre de la vida de Él. Tomaron sus caminos, Ella se volvió escritora y El periodista, entonces... hubo una ocasión en la que trabajarían juntos, para un artículo del periódico.

Ella lo observo -¿Una taza de café?-

Él le sonrió –Con gusto-

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