Lila.
Una lluvia de cristales haciéndose añicos contra el suelo, es lo primero que me despierta agitada, con el cuerpo dolorido, al igual las manos, gracias a la fuerza que ejercí al enterrar mis uñas en las manos, consecuencia de haberme asustado con semejantes gritos, haciéndome exaltar y sentir al mismo tiempo el enojo que se filtra cada vez que escucho esto.
Respiro con unas fastuosas inhalaciones y exhalaciones, haciendo mella para que mi vida no acabe por causa de la asfixia que cada sueño o despertar causa en mí.
Se podría decir que esto se ha vuelto monótono, algo que pasa cada mañana.
Golpes, vidrios rotos, gritos, alaridos llenos de dolor y miedo, de un aturdidor silencio que se come de un bocado cada pena. El estallido de todo junto es más que algo ensordecedor, es toda una explosión, causando un fuerte dolor de cabeza en mí. Las sienes me palpitan del dolor y los oídos duelen de sólo escuchar el desconsolado llanto de aquella mujer que una vez creí tan valiente como para sacarnos de esto. Ahora ella no es más que un denso recuerdo de lo que alguna vez fue..., es tan irreconocible a mis claros ojos que me sorprende que aún la pueda ver de cara y llamarla mamá.
Estoy decepcionada de esa pobre criatura, me encuentro sintiendo una fuerte presión en mi pecho gracias a aquel errante sentimiento, que se cuela con ímpetu en mi sistema, agarrotando cada nervio en mí, volviendo en contra de mi madre cada pensamiento y sintiendo que aquel órgano dañado e inexistente, o así era como yo lo veía, aun latía con ferocidad.
Me paro con cautela de mi cama, procurando no hacer movimientos bruscos para no aumentar el dolor de mi cuerpo. Las palmas de mis manos parecen estar sobre el suave fuego de las más indefensas de las brazadas, de la más débil de estas. Casi puedo palpar como el dolor se escurre de forma sigilosa por todo mi brazo, haciéndolo tan pesado como un ladrillo.
Mis pasos es un constante arrastrar de aquí a allá, mientras me preparo para ir a trabajar en lo único que me aceptaron : vendedora de ropa en una de las mejores tiendas de aquel centro comercial.
A pesar de haber terminado hace un año mi carrera de ingeniería, no he tenido la oportunidad de ejercerla. La falta de experiencia no ayuda mucho a que te contraten en una buena empresa, mas agregándole peso a esta situación, el tener que conseguir un trabajo que se ajuste a tu horario en casa, tampoco hace que la cosa de buscar trabajo, uno adecuado obviamente, funcione de a mucho.
Tener un hermano pequeño de tan sólo ocho años por cuidar gracias al descuido de una madre llena de dolor y un padre más ocupado en embriagarse que en conseguir un trabajo para tener un futuro mejor que aquella pequeña casa, casi deshecha gracias al tiempo y el poco cuidado que se la ha dado, no es algo exactamente fácil.
Llevarlo en la mañana a la escuela, conseguir el dinero para alimentar y pagar la escuela de aquel pequeño que sólo confía en mí, es todo a lo que me he dedicado mi vida entera, desde que tengo consciencia de lo que pasa en esta deplorable familia.
Soy el motor de vida para ese pequeño de ojos avellana, de esos hermosos ojos que papá le heredó. Desearía que Ezra tuviera una mejor vida; la merece. Las condiciones en las que actualmente vivimos no son de admirar.
Tanto Ezra como yo y las apagadas paredes de esta casa somos testigos de aquello que atormenta y mantiene en una infinita discordia esta casa, lo que no nos permite avanzar.
Entro en el baño, cierro la puerta de este con seguro y me planteo la idea de quedarme en casa, curar mis heridas y dormir un poco, ya que anoche fue otra de esas noches en las que los gritos y los golpes no me dejaron dormir. Soy consciente de que eso no es totalmente cierto, que hay algo más que ronda mi cabeza, pero prefiero dejar que mi mente se mantenga despejada de aquello..., por lo menos en el día. De noche todo es más fácil. Nadie ve lo que te duele, nadie puede ver y palpar tus puntos más débiles, tus miedo más profundos, tus yagas y magulladuras. Esconderte bajo la fantasmagórica sombra de una felicidad constante, sin pizca de miedo y dolor, es todo lo que necesitas para pasar desapercibido en cualquier lugar.
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Broken Hearts
RomanceNos han pre escrito en un papel invisible a nuestros ojos, que un corazón roto necesita de uno completo para poder salir adelante. Pero no es así; jamás ha sido así. Lila y Leo son tan iguales como diferentes. Dos hermosos y despedazados corazones...