capitulo 2

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-Ruben, estás loco.- exclamé bajando la cara.
-Tal vez, pero no voy a dejar que te vayas sin darme una explicación.
-¿Me estás pidiendo una explicación?, ¿Quién mierda te crees que eres?- grité levantando la cara.- ¡Tú has ocasionado todo esto!, ¡Eres tu el que no deja de mentir!, ¿Cómo te atreves a pedirme una explicación cuando eres tu el que se acostó con otra?
-No fue así, déjame explicarte.-
-No, ya me voy.
-No puedo dejar que viajes sola a quién sabe dónde. Estoy a cargo tuyo.
-No, no lo estás. Puedo hacer lo que yo quiera.
-Tienes 20 años.
-Mira Ruben, no voy a discutir por otra tontería, ya lo habíamos hablado en tu casa, yo solo vine a divertirme y mira en lo que terminó esto. Me voy a ir, espero que puedas entenderme.
-¿Por qué siento que no quieres irte? Dices que no me amas, pero, ¿por qué siento que si lo haces?- dijo acercándose a mí.
-Tal vez porque...-dije bajando el rostro.-No lo sé.- susurre en voz bajísima, pero Ruben me oyó, tomo mi barbilla suavemente y levanto mi cara, lo miré fijamente y me di cuenta que él estaba llorando, sentí que mi corazón se rompió por completo. Tomé su rostro con mis dos manos y lo besé, fue uno de los besos más perfectos que he tenido. Después me abrazo muy fuerte, supe que lo amaba más de lo que me había imaginado, supe que si decidía irme entonces era para no volver nunca más, porque no iba a soportar otra despedida.- Me tengo que ir.
-Dame una oportunidad, te juro que voy a cambiar.- exclamó mirando al suelo.
-No Ruben, se acabó.
-Dime lo que de verdad sientes y si no me amas entonces se habrá acabado.
-No te amo Ruben, nunca lo hice.-Dije fríamente ahora si mirándolo a los ojos. Sentí que soltó mi brazo. Di media vuelta y subí al tren.
Me sentía una mierda, en todo el viaje no dejé de pensar en Rubius, durante tres horas recordé sus ojos llorosos y la carita que puso cuando le dije que no lo amaba, pensaba en la discusión que tuvimos que hizo que yo deje Madrid, en todas las mentiras, en los últimos cinco meses que había pasado junto a él y en la zorra que había malogrado esa relación. Ahora estaba viajando a un lugar desconocido para mí, sólo porque quería irme de Madrid, pero apenas llegara a ese sitio, que ni siquiera su nombre recordaba, iba a tomar un avión hacia Chicago o hacia Buenos Aires, dependiendo de mi humor. Estaba pensando en lo estúpida que había sido por haber ido a la estación de trenes y no al aeropuerto, para así irme de una vez por todas del España, para no volver nunca, probablemente. Cuando llegué a Newcastle ya eran como las 9:45 p.m. aunque me pareció tarde decidí ir al aeropuerto.
Compré el siguiente vuelo en dirección a Chicago, que saldría en tres horas. Mientras tanto y con mis audífonos puestos decidí dar una vuelta por el aeropuerto. Entré a una cafetería donde pedí un Latte Macchiato sin azúcar, después me senté en una mesita y llamé a mi mamá para avisarle que en tres horas dejaría Inglaterra para volver a Chicago.
-Claro, no creo que me quede en Chicago, tal vez en dos semanas regrese a Argentina.
-Si es lo que tú quieres está bien, pero ¿por qué estás dejando España? Tu morías por viajar allí al menos un año.
-Es lo mejor para mi, y no quiero hablar de eso, hablamos después, te quiero.-dije cortando la llamada.

i d i o t - rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora