Capítulo 27: Tú Me Vuelves Loco (Parte 2)

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Me encontraba ya en Nueva Jersey, iba en un taxi que me conducía a su trabajo, en un semáforo en rojo me dio por voltear del lado derecho y vi en el aparador de una juguetería un hermoso y enorme oso blanco de peluche, entonces le pedí al taxista que se orillara para poder bajar y a regañadientes lo hizo porque estábamos del otro lado de la calle. Me bajé rápidamente y compré el oso, el taxista se molestó más cuando lo puse en el asiento de adelante, a su lado, así que le dije que le pagaría el doble de la tarifa y fue cuando se le paso un poco el enojo.

Fui el blanco de todas las miradas al entrar al edificio cargando el enorme oso, pero, no me importó. Mientras me registraban, saqué el sobre que tenía la nota que le había escrito y anoté encima "Léeme por favor", el oso sería mi emisario.

- ¡Qué hermoso detalle!, sin duda su novia es muy afortunada - dijo una de las recepcionistas en tanto yo caminaba al elevador.

Ese comentario me llenó de alegría, ___ mi novia, sí, al fin ya no había ningún impedimento para que fuera así y seguro se derretiría en cuanto viera su regalo y me perdonaría. Mientras subía el ascensor se incrementaban los latidos de mi corazón ante el hecho de tenerla nuevamente frente a mí y estaba sumamente nervioso, ¿y si el regalo no funcionaba y no me perdonaba?, no importaba, ya encontraría otra forma de hacerla cambiar de opinión.

Me bajé en el piso de la agencia y caminé rumbo a su oficina, a mi paso fui escuchando murmuraciones, todos estaban sorprendidos y se preguntaban para quien era el oso hasta que vieron que me paré fuera de la oficina de ___, se quedaron callados, afortunadamente tenía la puerta abierta y coloqué al oso frente a ésta y toqué escondiéndome para aguardar a que leyera la carta. Escuché como sacaba la hoja del sobre y la desdoblaba, me paré bajo el marco de la puerta y la vi leyendo con una expresión indescriptible en su rostro.

- Perdóname por favor, nunca fue mi intensión herirte, pero cuando se trata de ti pierdo la perspectiva de todo, no puedo pensar coherentemente, se me ocurren las más extrañas locuras, por eso estoy aquí, no me importó faltar a la junta de socios con tal de venir a aclarar las cosas contigo - le expliqué mientras ella seguía con la cara clavada en la carta.

- Por mí puedes regresarte a tu junta - exclamó dándome la espalda sin mirarme - yo también tengo mucho trabajo - agregó seria y casi me da un infarto al escucharla, quizá la había subestimado y sí era rencorosa.

- No me digas eso ___, por favor, si tú no me perdonas lo demás ya no importa - dije abrazándola y pegándome a su cuerpo, de inmediato noté su tensión al sentirme - ya perdóname, ¿sí corazón? - musité en su oído asegurándome que mi aliento se colara por él.

- ¿No más mentiras ni engaños?

- Te lo prometo - aseguré y así sería en adelante.

Se giró y nos besamos desesperadamente, con urgencia, mientras le acariciaba la espalda y ella deslizaba sus dedos por mi cuello, sentí como mi miembro empezó a despertar ante el contacto de nuestros cuerpos, pero, el grandioso momento fue interrumpido por su jefe.

Me presenté con él, me reconoció y me miró con desconfianza, me dio la impresión de que yo no le caía muy bien. Me asomé después de que salió de la oficina y cuando me aseguré que había entrado al ascensor, cerré la puerta de la oficina y le puse el seguro para que nadie nos interrumpiera, no podía esperar un segundo más para hacerle el amor.

- Tengo que terminar unos pendientes - objetó ___, aunque no muy convencida.

- Este es el más importante, todo lo demás puede esperar.

Ardiente Tentación II: Nuevas Reglas -Adaptada- Hot (Rubius&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora