Capítulo 1

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Capítulo 1: Comienzo.

Me levanto rápidamente al observar el reloj de mi mesa de noche, olvidando por completo cada pizca de sueño que sentía.

Las 6:15 a.m.

Por algo la iluminación de mi cuarto me pareció extraña al abrir los ojos, usualmente me levantó quince minutos antes de las seis, pero hoy, no escuché bien la alarma.

—¡Bill!— le grito a mi hermano al salir de mi cuarto.

No debería sorprenderme a este punto que no lo haya hecho, lo encuentro abajo en la cocina con mi padre mientras lee el periódico.

—¿¡Por qué no me llamaste!?— exclamé al punto de gritar.

—Baja ese tono jovencita— mencionó mi padre antes de darle un sorbo a su café.

—Pero... ¡Agh!— me quejo al saber que es inútil.

Me imagino que siempre ignora todas las veces que Bill me grita o que no escucha por trabajar hasta tarde y dejarnos gran parte del día solos.

—Lo siento— soltó sin verme.

Aun así, no me convencía, suspire.

—Bill, sabes que hoy tengo clase a las siete y debo entregar el trabajo que ayer no pude entregar— recordé aun molesta.

—Pues, no es mi culpa que ayer sufrieras otra de tus estúpidas crisis— mencionó.

Bajé la mirada mientras apretaba mis puños.

—Pues tu no ayudas en nada— comenté recordando el como me dejó sola— Mejor dejaré de discutir, solo pierdo el tiempo, iré a tomarme una ducha—

—¡Sí, claro! Escapa de tus problemas, eso ayuda— escuché apenas voltee.

Iba a subir hasta que oí de nuevo la voz de mi papá.

—Espera, ven aquí Amelia— me dijo.

Ssupire nuevamente y me acerqué para recibir un abrazo de su parte.

—Me voy al trabajo, ten un bonito día— soltó con calma, como sí nada esté pasando.

Siempre ha ignorado los problemas que tenemos mi hermano y yo, diciendo que como es mi hermano mayor, debo obedecerle. Al igual de que debería dejar mis "tonterías" de lado.

—Adiós papá— le dije antes de subir.

Antes de entrar a mi cuarto por mi ropa, escucho a mi padre discutir con Bill (una de muchas, a este punto, no me sorprende). Niego con la cabeza, tomó mi ropa y me meto a la ducha, mientras lo hacía limpié con cuidado las heridas de mis brazos recién hechas el día de ayer estando sola.

Me visto, cepillo mi cabello, al volver a mi cuarto termino de acomodar rápidamente las cosas en mi bolso y asegurándome tres veces que todo esté, me colocó mi chaqueta y mi gorro, tomó el bolso y bajo a la cocina para tomar una manzana y guardar unas galletas en mi bolso.

—¿Te vas ya?— me pregunta mi hermano.

Me detuve un momento antes de volverlo a ver.

—Sí, no sé tú, pero yo, sí me voy temprano— recalqué antes de salir de la cocina.

Antes de poder cerrar la puerta de la casa, escuché de nuevo la misma frase.

—¡Ojalá hubieras muerto en ese accidente!— gritó molesto.

Las lágrimas amenazaron al salir, pero intenté controlarlas para cerrar la puerta de golpe y caminar lo más rápido que pude.

Diez años... diez años desde ese maldito suceso, del cual no he parado de sufrir día con día desde entonces, porque todo había sido por mi culpa.

Lo Que Nos Unió (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora