Puedes ser mi sol y mis estrellas. Por supuesto, también mi luna y mi amanecer. Pero te aseguro, vida mía, que jamás habrá un momento en el cual seas un solo sentimiento. Porque te amo y te odio, te aprecio y te reprimo. Te quiero a mi lado, y sin embargo te alejo.
A veces pienso en ti. Tus ojitos relucientes, tu sonrisa sincera. La forma en la que te mueves, pegando saltitos de la nada. Cuando irradias felicidad, y no ocultas tu tristeza. O cuando te enfureces y no me diriges la palabra hasta que un cosquilleo improvisado te roba una carcajada. Y los momentos en los que lloras, esos recuerdos son míos y de nadie más. Por eso te adoro, me encantas. Cada faceta tuya es descubrir un nuevo día oculto tras la promesa de la emoción. Es un juramento hecho en silencio, firmado con nuestros labios unidos en contacto leve.