Creo que las personas son como las rosas, tan exóticas.
Si no las conoces son complicadas,
pero antes que nada delicadas.
Están tranquilas en el mundo,
hasta que algo trata de cambiar su rumbo.
Por si acaso hay espinas para proteger,
lastimando a quienes las subestimen logran crecer.
Desprendiendo fascinación encantan a quien bien las trata,
con atentos cuidados éstas por mucho tiempo pueden quedarse a tu lado.
Se deterioran al sufrir,
dependientes de los demás para vivir.
El que experimente con ellas las toma,
en algo horrible o precioso las transforma.
Como un arte valioso has de tratar,
a la que más de todo el jardín te ha de encantar.