Capitulo 1

32 2 0
                                    

Abro los ojos todos pegoteados por las lagañas, agarro mi celular para ver la hora, son las 14:18. He dormido demasiado, pero no importa, es domingo, los domingos nada tiene sentido, de hecho ni ganas tengo de levantarme de la cama, de modo que me quedo haciendo una recorrida rutinaria por mis redes sociales, veo algunos videos interesantes como por ejemplo "top 10 de secretos del vaticano", cuando uno no tiene nada mejor que hacer termina viendo estas cosas. No pasa mucho tiempo para que me empiece a rugir el estómago, así que me levanto y hurgo en la heladera. Ni rastros de mis viejos, seguro están durmiendo la siesta.  Solo hay tres empanadas de anoche –peor es nada– pienso, agarro un vaso de jugo, las empanadas y me los llevo a la cama. Enciendo la tele y me quedo viendo los Simpson como por dos horas. Este domingo planea ser igual de aburrido que todos los domingos. Agarro el libro empezado que tengo sobre la mesita de luz, no me emociona demasiado, pero como para hacer algo. Es el diario de Ana Frank, me estaba gustando, esta niña tiene una visión muy madura sobre la vida, pero el libro está llegando a un punto en el que pasa todos los días lo mismo, y llega a ser agotador, de todos modos sigo leyendo. A las 18:30 decido levantarme e ir a dar una vuelta, siento que me amocoso acá dentro, necesito aire fresco. Voy por mis auriculares y salgo, paso por las calles del centro, me gusta ver los locales, ver cómo se comporta la gente, observar a esas mujeres viejas y arregladas, a las mujeres jóvenes con sus familias que aun así siguen siendo elegantes, admiro mucho la belleza de las mujeres y también aquellas mujeres cuya belleza no encaja con los estereotipos que impone la moda, cada mujer es bella a su manera. Por eso el día que esté con una chica no me voy a fiar en su físico, yo la voy a amar por lo que sea, no me gustaría esta con alguien que me atraiga físicamente pero no tengamos nada en común, o peor, que no nos amemos. Eso sería horrible, estar con alguien sin que haya amor, sería inútil, incluso pienso que hasta desgastante. Paso frente a un café y su aroma me invade, cierro los ojos y solo me dedico a disfrutar ese aroma a café, leche y chocolate, es magnífico como uno puede disfrutar de cosas tan simples como un aroma. Entro con intenciones de pedirme un capuchino, y veo a Lola en una mesa. Me freno en seco, mi mente se pone en blanco, se me acelera el corazón. Allí esta ella, tan linda, tan simple y tan hermosa, ella no es hermosa como las modelos o las chicas de la tele y las películas, ella es hermosa de una forma única, se podría decir que es una chica más del montón, pero en ella hay algo, no sé lo que es, pero es algo que la hace única y preciosa. Pero no está sola, esta con su amiga Vicky y dos chicos más. Me apresuro para ir por mí café. Lo pido para llevar, no quiero estar solo en una mesa como un depresivo tomando un café. Espero pasar desapercibido y que Lola no se dé cuenta que estoy aquí. Mientras espero mi café noto por el rabillo del ojo que el chico que está sentado frente a Lola se levanta, pasa por mi lado a buscar servilletas y vuelve a la mesa. Por suerte no me vio, pero yo a él sí. Es Martin, lo conozco, es un año más grande que yo, va a nuestro instituto, él es muy atractivo -seguro lola y el van a terminar en algo- pensé. Esa deducción me cayó un poco mal. Me dan mi café, y me voy. Lola, Martin, dos chicos tan guapos, dos chicos con una vida normal experimentando el amor, las aventuras, las amistades y todas las cosas lindas que tiene la adolescencia. Y yo solo, sin amigos, sin saber lo que es el amor o tener una aventura, caminando por el centro sin un rumbo, me siento patético. La única chica a la que le interese fue Vilma, la chica fea y despeinada que estaba enamoradísima de mí en primer año, a la cual le di un beso porque todos quería que la besara, en realidad lo hice porque en ella me veía a mí mismo, que estaba perdidamente enamorado de Lola y ella jamás me iba a prestar atención. Entonces Vilma enamorada de mí, me daba un poco de lastima, por eso la bese. Fue una experiencia poco agradable, ella contrajo toda la cara como si fuera a besar a un sapo, era media tonta, como puede ser que si le gustaba tanto no me besara como se debe. En fin, ya me fui por las ramas, bebo un sorbo de mi cappuccino y me doy cuenta que me dieron café.

–Mierda!- pensé -Yo quería cappuccino–

Seguramente por los nervios pedí un café pensando en un cappuccino, que desastre. Me siento en un banco de un parque e intento saborear mi amargo café (también me olvide de pedir azúcar). Espero que algún día se me dé con Lola, me gusta desde que la conocí, íbamos juntos a la colonia de verano cuando teníamos 6, el profesor nos puso juntos para jugar a las carreritas de atados (atados de los tobillos), nos caímos un montón de veces. Ese día nos conocimos y nos hicimos amigos, todos los dias de ese verano jugamos juntos, durante la primaria fuimos a escuelas diferentes, pero mi vecina era su compañera, entonces a través de ella nos mandábamos cartas, estábamos enamorados, fuimos "novios" un tiempo, hasta que ella me dejo (todo a través de las cartas), en realidad creo que fue culpa de mi vecina que estaba celosa y mandaba cartas falsas a ella y a mí, pero eso ya no importa, nunca me dejo de gustar Lola. Después durante la secundaria nos tocó ir a cursos separados, así que nunca más hemos hablado desde la última carta, tampoco pude hablarle a ninguna otra chica (Vilma no cuenta, ella no me gustaba) siempre tuve miedo a que me rechacen o a quedar en ridículo, además ¿quién se iba a fijar en mí? Ya fue, algún día conoceré a alguien, por ahora estoy condenado a estar solo.

Ya es tarde, se está poniendo oscuro, debo volver a casa, probablemente a comer, bañarme y dormir para mañana empezar otra semana aburrida y rutinaria, igual a la anterior.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 15, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Como cuando ves una estrella y empezás a llorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora