Un viaje, una introducción

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Danna caminaba molesta por la carretera, no había conseguido quitarse a la dichosa conejita de encima. Era demasiado insistente y mal que mal, le había recordado a ella misma en sus inicios, clamando por la atención de cierto guerrero para que la llevara con él. Soltó un suspiro de agobio mientras a su lado, la conejita estaba feliz de llevar las cosas de la Heler pensando que sería una experiencia muy enriquecedora, no importaba a donde fuera a parar.

- Entonces, señorita Danna ¿a dónde nos dirigimos?, ¿a una aventura?

Danna giro la cabeza mirando a Plush, realmente era demasiado animosa la biertan aquella, quizás sea por la curiosidad innata de los conejos...

- Podría llamarse así, tenemos mucho camino que recorrer... voy a buscar un maestro para mí misma.

- ¿Un maestro?, ¿quién podría enseñarle a una gran soporte como usted?

- Ya te lo dije – con algo de irritación en la voz logro que Plush sintiera escalofríos- No quiero ser más una soporte... te enseñare, pero no me pidas que lo siga siendo...

Plush con sus patitas suavecitas andaba casi dando saltos a su lado, tenía una mirada de duda y su cabeza no paraban de dar vueltas acerca de porque alguien con tanto talento quería dejar de ser la mejor soporte de Erithia.

En esos momentos se encontraban saliendo de la ciudad Mercado de Caeleth, tenían como destino la ciudad de las sirenas, Trien, una pequeña metrópolis submarina que se encontraba hacia el norte, a no más de una semana de camino a pie, menos de tres días a caballo.. La idea era poder conseguir una embarcación en el puerto que había sobre la ciudad que los llevara a través de las ciudades del reino marítimo de Aquellion y poder desembarcar en los viñedos de Costafria. Al menos esa era la idea de la primera parte del viaje. Era un viaje jodidamente largo, pero para Danna, quien ya no contaba con compañeros, ni con ningún otro objetivo en mente, bien valía la pena cruzar el mundo.
La mente de la autoproclamada ex-healer se encontraba sumido en una oscura determinación, y ni Plush ni nadie podría hacerla cambiar de parecer.
Lo primero que necesitaban era conseguir dinero para el ferri que saldría de Trien. Debería hacer algún trabajo sencillo para tener oro suficiente y por ello, antes de llegar a Trien, debería encontrarse con un pueblito nómada de goblins del Pantano que solían tener una base al oeste de la ciudad submarina.

Los goblins eran una raza de pequeños seres verdes humanoides que tenían la mala costumbre de crecer demasiado hasta volverse unos ogros. Como pueblo nómada, siempre estaban dispuestos a intercambios y a mandar trabajos pequeños para poder conseguir lo que necesitaran para su existencia. Había grupos de goblins que eran rematadamente tontos, pero otros, los líderes, solían tener cerebro suficiente para poder trazar buenos planes y aliarse a otras razas por beneficios mutuos. Se decía que una de estas tribus goblins tenía a un líder ogro que acostumbraba a hacer tratos con elfos por vino y armas a cambio de ser escoltas en algunas misiones y por la recolección de frutos del pantano que eran muy peligrosos de conseguir.

Danna había pasado antes por Caeleth para preguntarle a Giselle acera de estos grupos de goblins, necesitaba saber con qué grupo se encontraría para preparar algo sobre el trabajo que podría realizar, y daba la casualidad que esta pequeña tribu que trataba con elfos, estaría en el puesto de avanzada de las cercanías de Trien. Todo marchaba a pedir de boca, ya que ella como semi-elfa tenía una cercanía de beneficio mutuo con ellos.

- Plush

- Dígame señorita Danna.

- Iremos al puesto de avanzada goblins de las cercanías de Trien.

- ¡¿Eh?!, ¿está segura señorita? ¿No será... peligroso?

Era bien sabido que los goblins adoraban comer carne de conejos con cuernos, y una conejita más grande seguramente sería vista como una comida más grande.

- Para mí no, si quieres esperarme en Trien puedes ir, pero debo pasar por ahí para conseguir dinero para la embarcación que deberemos tomar.

- De acuerdo... La acompañare a donde vaya señorita

Plush tenía una fuerte convicción, su meta era ser mejor support, y si eso significaba pasar por un grupo de goblins que querían verla de brocheta, tendría que hacerlo.

A Danna no le importaba ser acompañada o no, realmente podría encargarse de las cosas ella sola, no quería cargar con nadie más que con ella misma, pero si la otra se ofrecía, pues que lo hiciera, no le obligaría a nada ni la auxiliaría, si quería meterse en la boca del lobo, lo haría bajo su propia responsabilidad.

En cinco días llegarían al puesto de avanzada si seguían a pie, la comida que había traído le duraría hasta entonces. Solo quedaba esperar que la buena fortuna las ayudara con una misión bastante buena para ganar oro que durara una buena temporada.

Mientras, adentrándose en los pantanos de oeste de Ljusalfheim, un híbrido se desmayaba entre los nenúfares y juncos, haciendo solo el ruido de un chapoteo entre tantos otros ruidos del pantano...


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