Realmente nunca hubo nada.

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La solitaria luna iluminaba las vacías calles de parís aquella noche.
El sonido de sus pasos hacia eco en aquel puente donde se detuvo y acercó a la orilla, solo para observar su reflejo en las cristalinas aguas de aquel lugar.

¿Desde hacía cuanto tenía las ojeras tan pronunciadas?
¿Cuándo fué que dejo de sonreir?
Todo eso lo sabía, y era consiente de que la realidad no cambiaría, pero deseaba que pudiera cambiar.

-Ah, maldición, soy muy joven como para llorar por alguien que no ha muerto. -Pronunció en un susurro para si mismo.

Su corazón latía y las lagrimas salían de sus ojos una tras otra y su respiración ya estaba demasiado agitada.
No había vuelta atrás, pero tampoco podía seguir adelante.

"¿Crees que alguien en el mundo hubiera sido capaz de amarme?" Pensó levantando su mirada hacia el cielo. Aún tenía la esperanza de ser feliz, de dejar de ser considerado como una puta cuando a lo mucho solo tuvo sexo con tres personas. Hubo una más.
Pero con el no tuvo sexo, a el le hizo el amor.
Memorizó cada parte de su piel y recorrió su cuerpo y alma con el unico deseo de hacerlo feliz.

Se entregó y desnudo ante alguien con quien nunca pensó tener siquiera una amistad.

Y nunca hubo una amistad.
Solo un amor no correspondido y una noche donde solo terminó siendo deshechado como una goma de mascar.
De un solo uso.

El había limpiado las lagrímas de el moreno. Lo apoyó en cada momento y le dio animos cuando tweek lo dejó, pero ¿Y el mismo?

¿Quien se encargaba de limpiar las lagrimas de el?

Aquellas que derramaba noche a noche y nadie notaba.
Aquellas que dañaron sus ojos e hicieron que sus labios se resecaran al no poder respirar por las fosas nasales.

Se odiaba a si mismo por ayudar a Craig Tucker.
Debió saber que al acercarse a el no saldría nada bueno

Lo unico que le quedaba era llorar en silencio, a solas, sin contactar a stan o kyle, o siquiera ir a tomar unas copas con cartman.
Lo que menos quería era seguir molestando a sus amigos con el tema de el moreno, pues ya todos sabían que eso jamás iba a funcionar.

Encendió un cigarrillo y lo posó sobre sus labios, para sentir algo entre ellos y tratar de olvidar aquel contacto que había anhelado por tanto tiempo y que aun así sabía que jamas iba a volver a suceder.

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