No puedo soportar más el peso y mi carga emocional en mis hombros, quisiera terminar de caer al suelo y sentir el frio abrazador envolver y acunarme una vez más.
Constantemente me caigo y me levanto, ya es costumbre probar el amargo sabor del suelo en mis labios. No sé hasta cuando aguantare todos los golpes que día a día la sociedad me propina, no quiero llorar, no quiero ser débil, necesito que esto se detenga.
Mis heridas más profundas empiezan a sangrar, el dolor vuelve a mis heridas más oscuras y viejas, pensé superar y haber resuelto muchos de mis problemas, juré que solo quedaban cicatrices, que todas mis dolencias habian por fin sanado.
"Odio derrumbarme", "odio que sientan lastima por mí", "soy fuerte", "nadie me vera llorar nunca", "basta de esas estúpidas lagrimas que osan recorrer mis mejillas", "ya no más".
Muy estúpida al creer que todos estos pensamientos son ciertos.
Estoy rota por dentro, hace mucho deje de creer en las personas, siento la pesada carga sobre mis hombros arremeter contra mí, debo ser la niña perfecta.
Maldita vida, malditos padres, maldita yo por ser tan estúpida. Como pude creer que debía ser lo que la sociedad necesitara que fuera, como pude caer en el juego de las palabras absurdas que las personas me contaban para obtener algo de mí.
Estoy cansada de ser buena, me cansé de ser la niña que todos miran y manipulan a su antojo, no fui la chica más inteligente del salón, pero la situación me hizo cambiar y convertirme en lo que soy.
Me convirtieron en la chica con una de las mejores notas del salón, aquella que a pesar de odiar estudiar tiene de los mejores índices de su carrera, una niña llena de complejos por su físico, agobiada por comentarios a su apariencia.
No quiero escuchar comentarios como: "ser flaca es lo mejor", "si no comes desaparecerás", "necesitas comer más", "estas desnutrida" ... como personas hacemos muchos comentarios con los que lastimamos a otros, a veces sin alguna mala intención, otros por envidia, simple maldad, o ignorancia.
No soy una muralla irrompible.
Soy humana.
Me equivoco.
No soy perfecta.
No soporto que las personas no vean más allá de unas estúpidas calificaciones, como las personas no notan que estoy sumergida en el infierno más profundo, como mi alma se entristece y llora.
Odio sentirme débil, no me gusta llorar frente a otros, pero eso es lo que a veces necesito. No soy la mejor estudiante por elección, soy la mejor estudiante porque quiero salir adelante, quiero luchar y en un futuro darle a mis hijos y a mis padres todo lo que no me pudieron ofrecer a mí.
No puedo quejarme de no ser amada, mis padres me aman, pueden ser rudos a veces, no darle importancia algunas veces a las cosas que me apasionan, pero al final del día siempre están para mí.
Tengo hermanos insoportables y estúpidos, pero también representan un gran apoyo para mí. Nuestros gustos son muy distintos, a veces no nos entendemos, pero puedo contar con ellos al final del día.
Y tengo un novio que, a pesar de todo, me mira como si fuera la cosa más importante para él, como si fuera de cristal y al más mínimo descuido me pudiera romper.
Solo que a veces, las personas por sentirse grandes opacan la luz y el brillo de otros, ensombreciendo sus sueños e ilusiones, apartándolo de las cosas que aman, todo por un momento en la "cima".
Tú eliges.
Puedes ser la persona con el día gris, la persona que rompa las ilusiones de los demás o la persona que traiga alegría a otros.
Yo elegí ser la persona con un día gris, pero poco después me di cuenta que soy feliz reflexionando, haciendo feliz a otros, ayudando a hacer sonrisas, disfrutando las cosas pequeñas y soñando despierta todo el día.
Puede sonar contraproducente, pero a veces solo basta soñar y desear suficiente una cosa, para que esta se pueda hacer realidad. Obviamente no aparecerá de la nada o será por arte de magia, pero el primer paso para lograr una meta es soñar, y creer firmemente lo que quieres y a dónde quieres llegar.
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