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No dudó rechazarme de nuevo. Ella es cruel, muy cruel. Es la tercera vez que me confieso sin ningún resultado. Mejores ofertas le han llegado ya que es tan bonita... que cualquiera gustaría de ella y ella preferiría salir con todos antes que con un niño 'friki' como yo.

Por más que lo intente mi reputación en este instituto no mejoraba.

-¡Alonso pecoso!- Gritó Freddy desde la puerta del salón -¿Quieres ir a jugar videojuegos a mi casa?.

Todos los presentes que se encontraban saliendo del salón, voltearon a verme con desagrado.
Nunca me negaría a jugar a un videojuego con mi mejor amigo, pero si en el instituto mencionabas 'videojuego' inmediatamente te convertías en un friki... cosa que ya tenía marcada en mi reputación.

-No hables tan fuerte... iré pero espera a que termine de recoger mis cosas.

Freddy hizo una seña con sus dedos tratando de decir 'Ok' mientras salía del salón.

Comencé a recoger mis libros en cuanto sentí un frío tremendo en todo mi cuerpo seguido de un escalofrío. Levanté la vista y divisé a un chico de pelo marrón oscuro y piel blanca caminando hacia la salida del salón. Nunca lo había visto antes en mi clase... ni siquiera sabía su nombre.
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-¿Cómo? repítelo, no te escuché.
-Que si lo conoces.- Repetí cansado soltando el control del juego para después volverlo a tomar.
-No, no sé de quién hablas. No hay nadie en nuestra clase que se parezca al chico que tú describiste. ¿Seguro que las píldoras que tomas no te están afectando, Alonso?- Habló Freddy concentrado en el juego.
-Seguro. Yo sé lo que vi, no estoy loco.
-Tu y yo nos sentamos en la esquina hasta adelante siempre, tal vez él se sienta atrás y por eso nunca lo hemos visto.
-Tienes razón, Freddy. Tal vez...
-¡Te gané! ¡te gané! sabía que te ganaría, siempre gano.- Gritó Freddy haciendo que me exaltara.
-¡Me espantaste idiota! deja de gritar todo el tiempo. Juguemos de nuevo, seguro esta vez sí te gano.
-Ay Alonso, eso llevas diciendo desde hace 3 horas.
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Eran las 11:30 pm, ya era tarde así que decidí que era hora de volver a casa. Me despedí de Freddy y ahora me encontraba caminando en la oscuridad.
Sólo los faroles amarillos alumbraban aquella solitaria calle.

Mis pies pasaban por sobre los charcos de agua que habían quedado debido a que había llovido horas antes.
Comencé a escuchar pasos que pisaban los charcos detrás de mí. Me tensé y paré de caminar. Los pasos se seguían oyendo. Tenía miedo de voltear atrás y ver con qué me encontraba.

Unas manos con guantes me taparon la boca de un segundo a otro. Abrí mis ojos hasta el tope y mi corazón comenzó a palpitar más rápido de lo normal.

-¿Qué hace un pequeño niño caminando solo a estas horas?.- oí una voz grave y seca detrás de mí.

Mis gritos eran en vano ya que no eran audibles gracias a las manos con guantes que cubrían mi boca.

-Dame tu celular y tu billetera o saldrás herido muchacho.- Amenazó la persona detrás mío.

Con mis manos temblorosas, tomé mi celular de el bolsillo y cuando iba a tomar mi billetera para dárselos y salir ileso, las manos se retiraron de mi boca y quejidos de dolor por parte de aquella persona se hicieron presentes.

Voltee espantado y me encontré con una de las escenas más sangrientas que había visto en toda mi vida.
El asaltante se estaba apuñalando a sí mismo con la navaja con la que, creo yo, me apuñalaría si no le daba lo que me pidió.

Salí corriendo de ahí con lágrimas en mis ojos por la escena tan confusa y escalofriante que acababa de presenciar.
Al llegar a mi casa, subí rápida pero silenciosamente las escaleras hasta llegar a mi cuarto y cerrar la puerta con seguro.
Me senté pegado a la puerta abrazando mis rodillas y llorando.
"Pequeño, no llores más" la voz que tanto amaba escuchar, se hizo presente en mi cabeza.

-E- Es que no entiendo porque esa persona se estaba matando a sí misma con esa navaja- Hablé a la nada entre sollozando.
"Esa persona merecía morir. Había hecho muchas cosas malas ya"
-Pero y-yo no quería ver a nadie morir, yo solo s-sólo quería que me soltara y me dejara ir.- Lloré aún más fuerte.
"¿Te parece si vas a tu cama, te acuestas y hablamos de esto ahí? te puedes enfermar con lo frío que está el piso en el que estás sentado. Pero primero, tómate tus píldoras, cariño."
-De- De acuerdo.

Y así fue. Me acosté y platiqué con esa voz en mi mente como todas las noches. Esa voz era lo que necesitaba oír siempre para que mi día estuviera completo. Esa voz me ayudaba a dormir.

Insomnio | Jalonso VillalnelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora