Capítulo Cinco: Giros

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Si hubiera sabido que sería nuestra última noche juntos, no lo habría soltado nunca...y le diría lo mucho que lo amaba

Casa, 6:00 a.m.

Era temprano, y pequeños rayos de luz tocaban el claro rostro de Sarah, quien al sentirlos abrió lentamente los ojos. Fue la primera en despertar, cosa que resultaba inusual ya que el que solía despertarse primero era Matt que dormía tranquilo y plácidamente a lado de ella.

—Duermes mucho—le susurró Sarah al oído de Matt, comenzó a jugar un poco sus mejillas para intentar despertarlo, pero el efecto era el contrario, sólo estaba durmiéndolo más

—Cinco minutos más, por favor—pidió el hombre, ocultándose bajo las cobijas. Ella suspiró unos segundos y acto seguido lo pateó sin consideración, tirándolo al suelo

—¡Auch!—exclamó Matt, y en lo que se levantó le dedicó una mirada confusa a su amor, no le encontraba razón—¿Porqué me tiras al suelo? Cuando tú no te quieres levantar Yo te trato dulce y amorosamente.

Las palabras de Matt pasaban de un oído a otro, Sarah sonreía ignorándolo mientras se estiraba y caminaba al baño para alistarse  

—Pensé que sería divertido, además logre despertarte mejor de lo que esperaba Matt—le decía con un tono algo burlón—No hay que tardarnos mucho, quiero almorzar algo antes de irnos—y antes de que Sarah entrara al baño Matt la detuvo agarrando su brazo

—3...2...1— Sarah ya tenía en mente lo que pasaría, así que decidió adelantarse un poco, lo jaló hacia ella y lo besó en los labios, un dulce beso de buenos días como premio por haberse levantado —Predecible— susurró, dejando a un Matt sonriente listo para prepararse.

...

Casa de Russell, 6:40 a.m.

Russell seguía durmiendo plácidamente sobre su cama, envuelto en una cobija, era normal verlo dormido a esa hora de la mañana, Russell no era precisamente del tipo de personas que se levanta temprano. Con cuidado entró un hombre a la habitación del muchacho, era algo alto de altura y tenía el cabello oscuro, también tenía un gran bigote y una cicatriz en la mejilla, parecía un leñador y vestía un particular chaleco rojo; apuntó la vista al reloj, ya era tarde para la escuela.

Inmediatamente prendió la luz de la habitación y le lanzó un cojín a la cara Russell, con la intención de que este se despertara, y fue acto en vano ya que el pelirrojo ni se inmutó, seguía dormido.

El leñador pensó un poco y fue al patio a por un rociador de agua para las plantas, enseguida roció el agua sobre la cara de Walker y resultó mejor de lo que esperaba, ya que se levantó al instante y molesto. 

—¿¡Qué diablos te pasa viejo?!—preguntó Russell exaltado, mojado y recién levantado, su tío lo miro con una cara sonriente y sin preocupación

—Bueno, son las 6:40 de la mañana y vas a llegar tarde—decía caminaba al armario de Russell para lanzarle su uniforme—Si Yo fuera tú me apresusaría en irme, ya es la quinta en esta semana Russ—

— No eres mi mamá, Yo llego a la hora que quiera— respondió

— Si eso dices tú...como sea, te dejé comida en la mesa por si quieres llevar para después, volveré tarde. El señor Dixon necesita ayuda con sus tractores y me ha contratado para arreglarlos—

ParkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora