In the Heat Of The Moment [Welcome To Hell]

Hope.

Un día más, y seguía sin conseguir nada. Comenzaba a creer que intentarlo era inútil, había pedido ya demasiada ayuda a su jefe y sin embargo continuaba fallando.
¿Qué era lo que estaba haciendo mal? De por si haberse encariñado con aquel humano ya era malo, era incapaz de hacerle daño, era...demasiado bueno.
No quería desaparecer entre las llamas de su propio pecado, al ser despedido...todo se terminaría, no tenia otra alternativa más que cumplir con su trabajo, y cuando lo lograra, él y su único amigo estarían juntos para siempre, por toda la eternidad, ¿pero a qué costo?
Arrebatarle su vida a Jonathan sonaba tan duro, pero tan tentador.

— Ey, Jonathan.

Pronunció con temor el pelirrojo, dedicándole al contrario una media sonrisa la cual decaería poco a poco, estaba actuando de manera diferente, no se comportaba como solía hacerlo. Simpático, juguetón y divertido con el rubio. Ahora mismo se notaba preocupado.

— Hm, ¿si?

Jonathan arqueó una ceja en señal de duda, preguntándose qué era lo que quería.
En ese mismo instante se estaría preparando para irse a la cama. Como siempre había pasado por un día duro sin contar lo fastidioso que era tener a Sock acompañándole todo el día insistiendo en que debía de suicidarse.

— Últimamente he estado pensando bastante, ¿sabes?
— Entiendo, ¿sobre qué? Sock, ya hablamos de esto, no lo voy a hacer y sí, se lo brillantes que son los cuchillos pero no va a funcionar.

Sock suspiró de manera pesada quitándose su tan característico gorro de la cabeza colocándolo en la mesa de noche de Jonathan, era increíble como sus prendas materiales podían ser capaces de hacer interacción con el mundo humano y no sólo desaparecer.

Aquella acción le parecería al rubio bastante...inusual, sin duda alguna debía de estar pasándole algo al pelirrojo pero no sabía si era correcto preguntarle sobre ello.
Se produjo un incómodo silencio, ninguno de los dos había hablado hasta el momento. Sock mantenía la mirada perdida en la ventana colocada frente a la cama de Jonathan, en realidad no sabía que pensar ahora, no tenía idea si Jonathan lo tomaría en serio pero creía con firmeza que era importante tener una conversación seria con el otro, requería de aclarar algunas de sus dudas.

— Sock...
— Jonathan, tú...ah.

¿Cómo diablos se iniciaba una conversación? El demonio estaba colapsando internamente y Jonathan seguía sin tener idea de lo que el menor pretendía.

— Sock, ¿te encuentras bien?
—  Cállate.

Pediría el de ojos verdes comenzando a masajearse la sien manteniendo sus ojos cerrados. Tenía que hacerlo, él nunca se tomaba las cosas en serio pero ya era hora de cambiar las cosas. El tiempo que había compartido con Jonathan lo había ayudado bastante, probablemente había crecido como persona, posiblemente había llegado a madurar, quizás sólo era idea suya pero se sentía diferente.

— Jonathan, debo de preguntarte algo importante, ¿me oyes?

Cuestionó llevando pronto su mirar al contrario. Por más gracioso que fuera su cabello, ésta vez a Jonathan no le causaría nada de gracia, era consciente de que no podría mostrarse divertido en ésa situación. El hecho de que Sock se comportara de tal manera le dejaba en claro que debía mostrar una actitud diferente a la diaria, no más desinterés.

— Te escucho, ¿qué es lo que ocurre? 

Con nerviosismo, Sock tragaría saliva y empuñaría ambas de sus manos buscando el valor suficiente para comenzar a hablar con el otro. Era cierto que diariamente iniciaban una que otra platica sobre cualquier cosa que se les pudiera venir a la mente, también discutían la mayoría del tiempo por el trabajo que debía de llevar a cabo el más bajo, pero ahora resultaba increíblemente curioso como Sock no lograba articular ninguna palabra, ningún sonido lograba salir de sus labios.
Después de sólo unos segundos se dispuso a hablar, no tenía tiempo.
—  Tú...¿me consideras tu amigo?