Él era diferente o por lo menos así se sentía cuando empezó a ver a una chica en sus sueños, noche tras noche. ¿Conseguirá esa chica tan extraña decirle todo aquello que quiere? ¿O por el contrario aquello que tanto teme sucederá?
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Era un día de verano, donde las estrellas cada vez brillaban más. Estaba a punto de suceder, los dos mundos iban a ser conectados a través de un portal. Como pasaba cada 12 años. Sería su única oportunidad de llevar a su hijo y alejarlo de los Oscuros. Así era como llamaban a aquellos hijos de la oscuridad y todo lo que conllevaba.
Claire y Thomas estaban a punto de traspasar el portal, el cual acababa de aparecer a escasos metros de ellos. Cuando de pronto, de unos arbustos aparecieron unos hijos de la oscuridad. Dirigieron su màgia hacia el bebé pero su padre se puso delante.
Él era lo suficientemente fuerte como para soportar ese gran rayo negro que había rozado su hombro. La mujer en ese momento de confusión huyó, pasó el portal y dejó el niño en una gran casa solitaria con una nota. Se secó la salada lágrima de la mejilla y depositó un beso en la cálida mejilla sonrosada de su pequeño.
