Era marzo de 2015, cuando llegó ante mis ojos un artículo donde se informaba que Finlandia, que llevaba años apareciendo en los primeros puestos de la lista PISA de los países donde los estudiantes sacan mejores resultados en matemáticas y literatura, anunciaba una reforma de su sistema educativo para adecuarse a los nuevos tiempos.
El sistema educativo finlandés es en resumen profesores motivados y bien pagados. Es un sistema que valora las iniciativas de los estudiantes y sobre todo valora la educación pública. En Finlandia, la escolarización se produce a los siete años, más tarde que en muchos países. Esta decisión se atribuye a que no es hasta los siete años de edad cuando los niños llegan a una madurez intelectual suficiente que les permita asimilar y comprender la información que van recibiendo. Durante los primeros seis años de la primaria los niños tienen en todas o en la mayoría de las asignaturas el mismo maestro, que vela por que ningún alumno quede excluido. Es una manera de fortalecer su estabilidad emocional y su seguridad. Hasta quinto no hay caificaciones numéricas. No se busca fomentar la competencia entre alumnos ni las comparaciones. Sin embargo, eso ya no era suficiente para los finlandeses.
La reforma en el sistema educativo de Finlandia, es un claro ejemplo de la reforma global que es necesaria. La reforma cristiana educativa no debe ser una experiencia aislada en una escuela, ni una propuesta de especialistas: debe ser una política que cambie profundamente la organización tradicional del sistema educativo.
Durante siglos la educación ha dependido en extenso grado de la memoria. Esta facultad ha sido sobrecargada, y ha impedido que se desarrollen las demás facultades. El cerebro se debilita, no puede realizar un esfuerzo vigoroso y serio, y se conforma con depender del criterio y el juicio de los demás. Al verificar los malos resultados de este método, algunos se han ido al otro extremo.
Tanto el sistema tradicional como el nuevo extremo, guían al estudiante a renunciar a la facultad de razonar. Los estudiantes se incapacitan para distinguir la verdad y el error, y se vuelven fácil presa del engaño.
La educación actual se basa en la memoria y tiende a desalentar la reflexión personal. Esto, ejerce una influencia moral que se aprecia demasiado poco. Las facultades de muchos jóvenes permanecen ocultas a causa de la falta de discernimiento de sus educadores.
La mente que depende del juicio de otros morirá tarde o temprano.
El punto de inicio de la reforma educativa cristiana es muy claro, reconocer que tanto el sistema tradicional como el personalizado apartan al estudiante de la verdadera fuente del conocimiento y el poder.
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Educación Cristiana
RandomTodo joven debe prepararse para hacer frente a las realidades prácticas de la vida: sus oportunidades, sus responsabilidades, sus derrotas y sus éxitos. La manera en que haga frente a esas experiencias, el que haya de triunfar o ser una víctima de l...