Dos años atrás.
— ¡Destinee! - grita mi amiga desde el otro lado del pasillo moviendo su mano de un lugar a otro.
La saludo de vuelta y voy hacia ella, pero a mitad del camino, un pie se interpone delante de mí haciéndome caer al suelo.
— Mira por dónde vas, me has ensuciado el zapato, estúpida. - la mismísima encarnación de Satanás en mujer me mira desde arriba con una cara de asco tremenda.
Me levanto y bajo la cabeza cohibida, las risas de todos los alumnos no tardan en oírse en el pasillo y como puedo me alejo de la multitud.
Una vez al lado de mi mejor y única amiga, empezamos a andar hasta mi casa juntas.
— Si yo fuera tú, le habría pisoteado el zapato hasta haberle dejado los dedos del pie morados. - Melvin rompe el cómodo silencio que se había formado.
— ¿Cómo? - digo.- Mírame, no soy lo suficientemente valiente para atreverme a hacer eso. Además metería en grandes problemas, ambas sabemos que es la hija del director Charpentier.
— No Destinee, es tan solo que la sociedad de hoy en día es así de mierda. ¿Sabes? No deberías de estar mal por esto, ¡vamos, es Delaine! - mueve sus brazos desesperadamente.
Sonrío.— Lo sé. Oye, mi padre me ha propuesto ir a Londres, a visitarlo, ya sabes, y quedarme ahí un tiempo, ¿qué crees que deba hacer?
— Te obligo a ir, necesitas un cambio, y respirar libremente, aquí lo estás pasando demasiado mal, te vendría bien estar lejos de todo y disfrutar de tu vida, tan sólo tienes quince años.
— Tienes razón, pero ¿y si allí ocurre lo mismo que aquí? No podría soportar estar tan lejos de tí sin tus consejos y tus consuelos.
Melvin rueda los ojos y me sujeta por los hombros.
— ¿Y si consigues algo que no puedas aquí? ¿Y si consigues ser feliz allí? ¿Y si te encuentras a tí misma? - termina de decir y me mira con una amplia sonrisa.— No seas cobarde, yo estaré ahí dándote apoyo.
— Melvin... - no puedo evitar soltar un par de lágrimas.— Eres genial.
Ella ríe.— Dime algo que no sepa.
Me abraza fuertemente y acaricia mi cabeza con suavidad. Una vez que consigo dejar de llorar, nos ponemos en marcha de nuevo, el resto del camino nos mantenemod calladas y disfruto el breve momento pensando en mi futuro.
— Hasta mañana, Destinee, o hasta quién sabe cuándo. - mi amiga guiña el ojo y se despide de mí.
Suspiro y entro en mi casa.
— ¡Ya estoy aquí mamá! - dejo la mochila en la entrada y me quito el abrigo.
— Hola duende. - baja mi hermano las escaleras.— ¿Cómo te ha ido la escuela?
— Bien, lo de siempre, ¿y a ti? - sonrío.
— Igual. - enciende la tele.
— Ya está la comida, chicos. - avisa mi madre saliendo de la cocina, nosotros asentimos y nos sentamos en la mesa.
[...]
— ¿Si? - descuelgo la llamada.
— Hola, soy papá.
— Hola, ¿necesitas algo?
— Mhm... ¿has pensado en lo que te dije? Tienes que decidir ahora cariño.
— Si, y creo que iré, ya sabes, nunca viene mal un cambio de aires, ¿no? - enredo un mechón de pelo en mis dedos nerviosa.
— Sabía que dirías que sí, Destinee. - dice mi padre entusiasmado.
Suelto una risita.— Entonces, ¿nos vemos pronto?
— Sí, prepara las maletas cielo, mañana tienes que ir al aeropuerto.
— ¿Tan rápido? - me levanto de la cama debido a la noticia.
— Como ya te he dicho antes, ya sabía que dirías que sí, así que me di el tiempo necesario de comprarte el boleto. - escucho su suave risa a través de la línea.
— Está bien, espero que me dé tiempo a hacer las maletas y despedirme de mamá. - sonrío.
— Claro que te va a dar tiempo, eres muy rápida, pequeña.
Ruedo los ojos.— Bueno, adiós y nos veremos pronto, papá. Te quiero.
— Yo igual. - cuelga y dejo el teléfono donde estaba.
Actualidad.
Esa misma tarde, hice las maletas y se lo conté a mi madre y a mi hermano, al principio no les gustó la idea de que me fuera, ya que me echarían de menos. Pero luego lo aceptaron y al día siguiente me acompañaron al aeropuerto. Y aquí estoy, dos años después, a punto de volver a California de nuevo.
— Te voy a echar de menos, papá. - río y abrazo a mi padre, y luego voy hacia Loren, mi madrastra.
— Y a ti también, Lori. - la abrazo.— Cuida a mi padre.
Ella ríe y asiente. Me despido con la mano y subo al avión.
[...]
Me pongo mis gafas de sol y salgo del avión. Busco a mis familiares.
— ¡Destinee! ¡Duende! ¡Bluestone! - me giro y veo a mi hermano gritando como el loco que es.
Así que corro hacia él y lo abrazo con ganas.
— Te he echado de menos, Kace.
— Y yo a ti enana, a ver a ver, déjame mirarte. - me da media vuelta.— Estás... diferente. Muy diferente.
Asiento sonriente. — Hola, mamá.
— Hola, hermosa. - sonríe mi madre y me da un abrazo.
— Bueno, bueno, ¿nos vamos? - pregunta mi hermano molestando, como siempre.
— Sí, pesado. - reímos y vamos hacia fuera.
Entramos a la limusina. Sí, he dicho limusina. Mis padres son... cómo decirlo, millonarios. Pero no somos la típica familia perfecta que abusa del dinero, no. Somos más o menos normales.
Mi madre es diseñadora y mi padre empresario, mi hermano tiene diecinueve años y bueno, no trabaja en nada, sigue estudiando en la universidad.
— Hemos llegado. - avisa mi madre.
Miro por la ventana y veo que todo sigue igual. Suspiro y bajo analizando todo a mi alrededor buscando alguna diferencia.
Observo mi casa, vaya momentos... Sigue igual que antes, lo único que veo distinto es el color del jardín, ahora tiene más flores de diversos colores, entro y subo a mi cuarto ansiosa de acostarme. Nada ha cambiado, todo sigue en el mismo lugar y suelto el aire aliviada, no quiero que nadie encuentre mis cosas privadas.
— Puedes desempacar, D. - mi hermano entra y deja mi maleta en el suelo.
— Vale, Kacey. - río y él cierra la puerta.
Empiezo a desempaquetar pensando en todo el tiempo que ha pasado desde que me fui.
En estos dos años, me he dedicado a prepararme para el día en que tenga que volver, antes era tímida, inocente, callada. Ahora no. Las cosas han cambiado y he aprendido a valorarme más, es más, pienso que me he vuelto incluso fría y distante. Me he encontrado, he desarrollado mi personalidad aburrida y sosa y la he convertido en una que me gusta más. Soy mi mejor versión en este momento y no puedo estar más orgullosa de mí misma.
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I'm back.
Fanfiction- Así que has decidido volver, ¿mhm? - Delaine se cruza de brazos y me mira expectante.- Mala idea zorrita, este es mi territorio. - Vaya, no sabía que marcabas territorio, pero ahora que lo pienso, eres una perra, y supongo que eso es lo que haces...