VEINTIUNO

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En algún punto durante la emoción de la llegada del Emperador Kaito, Jacin se coloco frente a Winter -siempre su protector- su presencia era en parte confortable y en parte incomoda. Él le bloqueaba la vista.

Su visión era tan clara como la luz del día, cuando miró a cuatro figuras abriéndose camino hacia el túnel de levitación magnética. Las puertas se cerraron seguidas de una lluvia de balas. Estaban demasiado lejos para distinguirlos claramente, pero Winter tenía la certeza de que uno de ellos era Linh Cinder.

Su querida prima perdida, la princesa Selene.

"¡Síganlos!" Gritó Levana. Los guardias que habían sido enviados a registrar la nave del emperador estaban en la salida en cuestión de segundos, trataban de abrir las puertas pero no lo lograban.

Levana miró a su alrededor buscando al señor Jerrico Solís. "Envíe un equipo por el palacio hacia las entradas al lado del lago, y por entre la ciudad. Traten de cortarles el paso a como dé lugar."

Jerrico le hizo señas a su equipo y se marcharon, otros ocho guardias lo siguieron.

"Aimery," gruñó Levana, "asegúrate de que todas las salidas de Artemisia estén cerradas. Búscalos por todos los túneles y plataformas. No saldrán de la cuidad. ¡Y averigua cómo lograron atravesar esas puertas!"

Aimery asintió. "Ya he llamado al técnico. Haremos un cierre total del sistema."

Con las fosas nasales dilatadas, Levana enderezó su espalda y se volvió para encarar al emperador. Él estaba de pie cerca de su pequeño grupo- solo, pero rodeado de sus guardias y su consejero. Aún no se veía asustado. Winter pensó que debería verse espantado, pero sus labios estaban presionados en un esfuerzo por no sonreír.

Winter ladeo su cabeza inspeccionándolo. Parecía orgulloso. Empezaba a sentirse culpable por haberlo besado.

"Intrusos," dijo él una vez que tuvo la atención de Levana. Sus hombros se alzaron en una expresión desconcertada. "Qué sorpresa tan inesperada."

El rostro de Levana era ferozmente hermoso. Impresionante en su crueldad. "Trajiste a un conocido enemigo directo al corazón de mi país. En un tiempo de mutuo cese al fuego, haz cometido un acto de traición."

Kai no se acobardó. "Mi lealtad solo pertenece a la Comunidad Oriental y a la tierra. No a luna y ciertamente no a ti."

Levana entrecerró los ojos. "Pareces demasiado confiado en que no te mataré por esto."

"No lo harás," dijo él, con un exceso de confianza. Winter se estremeció, repentinamente temía por él. "Al menos," argumentó Kai, " no aún."

Alzando perfectamente una ceja. "Tienes razón," dijo Levana. "Podría en cambio matar a tu consejero. Seguramente él estaba al tanto de semejante traición hacia mi confianza." 

"Haga conmigo lo que crea conveniente," dijo el consejero, tan imperturbable como Kaito. "Mi lealtad es solo a mí emperador."

La mejilla de Kai se movió. "Si dañas a uno de tus invitados terrestres en un intento de asustarme, me reusarse a continuar con esta boda."

"Entonces no tendré ninguna razón para mantenerte vivo."

"Lo sé," dijo Kaito, "pero tampoco serás emperatriz."

Sus miradas peleaban entre sí mientras Winter, Jacin, y los otros guardias miraban. El corazón de Winter latía de forma errática mientras esperaba la orden de la reina para asesinar al Emperador Kaito por su insolencia así como por traer a Linh Cinder a Artemisia.

Las puertas del palacio se abrieron y un guardia entro escoltando a un técnico.

"Mi reina, ¿me ha llamado?"

INVIERNO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora