Capítulo 3. Óscar.

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Luna, a pesar de las risas, salió agotada de clase. Al llegar a casa, se preparó algo ligero de comer, y se quedó dormida en el sofá viendo la tele. Tenía pensado estudiar más tarde, pero el sueño había ganado esa dura batalla.

De pronto, unos golpes en su puerta la despertaron. Muy a su pesar, consiguió levantarse del sofá, y abrió la puerta a desgana.

- ¿Alex? – Dijo bostezando.

- Bueeeeenas Luna. – Contestó él, tan acelerado como siempre. Pasó al lado de ella, entrando en su casa, y ella pestañeó un par de veces hasta que se dio cuenta de la situación.

- ¿Qué quieres? ¿Qué haces aquí?

- Óscar no está en su casa, y no he podido cancelar los planes para esta noche.- Respondió, sentándose en el sofá, como si de su casa se tratara. Luna se quedó boquiabierta, y suspiró, cerrando la puerta.

- ¿Quién es Óscar? – Se sentó en uno de los sillones del salón, aún medio dormida.

- Mi mejor amigo, ¿recuerdas? Vive en frente.- Es verdad, ya se lo había dicho en clase.

- ¿Y qué te pasa? ¿Por qué los quieres cancelar? – Preguntó, aún intentando despertarse. Alex la miró con cierto interés, haciendo que ella enarcara una ceja.

- Quiero que estés arreglada para dentro de unas dos horas.- Comentó levantándose del sofá, Luna parpadeó un par de veces.

- ¿Qué? –Se encogió de hombros, metiéndose las manos en los bolsillos, como si lo que acabara de decirle fuera lo suficientemente comprensible.

- Empezaré de nuevo... - Se aclaró la garganta sin mirarla.- ¿Te gusta la cerveza? – Ella se limitó a asentir con prudencia, sin estar muy segura de estar haciendo lo correcto.- Genial, esta noche salimos.- Antes de que ella pudiera rebatir su argumento, éste se adelantó a sus palabras.- Escucha, Ric no puede salir esta noche y no pienso salir solo con Óscar para quedarme solo en mitad de la noche, así que te vienes.

- ¿Y quién es Ric? – Sacudió con la cabeza, arrepintiéndose de su pregunta, y cambió la dirección de la conversación.- ¿Me lo estás ordenando sin más? ¿Lo suyo no es preguntar?

- Te salvé el culo con el trabajo y te has descojonado conmigo en clase estos días, ¿qué te cuesta? - Ella abrió los ojos de par en par, y empezó a reírse.- Te estoy invitando a tomar una cerveza, no a ir al infierno.

- Eso depende del lugar al que vayamos a tomarla, ¿no? – Contestó, haciendo que Alex girara sobre sus propios talones.

- ¿Eso es un sí? – Luna puso los ojos en blanco, dedicándole un leve suspiro, terminando por asentir algo desganada con la cabeza.

- ¡Genial! – Aplaudió enérgicamente, digiriendo después la mano a su cabeza para despeinarla con una gigantesca sonrisa.- ¡En dos horas vengo a por ti!

- No hagas que me arrepienta de esto.- Suplicó ella, intentando arreglarse el pelo tras el huracán que le había supuesto la mano de Alex, viendo como éste avanzaba hasta la puerta.

- ¿Por quién me tomas? – Le dedicó un rápido guiño con el ojo y salió de su apartamento, dejándola sin saber qué decir.

Intentó repasar el temario que habían dado en clase durante estos días y se alegró al pensar que solo le quedaba un día para llegar a casa. Cogió el móvil para llamar a Lucas por teléfono y así contarle lo que iba a hacer esa noche por un mensaje. Suspiró tras mandarlo y se echó hacia atrás en el sofá, estirándose. ¿Por qué estaba tan cansada? La verdad es que no le apetecía para nada salir aquella noche, pero lo prometido es deuda. Después de recoger todos los apuntes que había esparcido por la mesa, Luna entró en su dormitorio, cerrando la puerta, y se quitó el pijama que se había puesto mientras hacía la comida. Se vistió con unos vaqueros algo ajustados, una camiseta y una chaqueta para resguardarse del frío. Salió de su habitación para dirigirse al cuarto de baño, peinándose frente al espejo y se maquilló ligeramente. Tal y como Alex le había dicho, a las dos horas llamó a su puerta. Cerró los ojos un instante, cogiendo aire por la boca y se relajó antes de abrir.

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⏰ Última actualización: Mar 18, 2016 ⏰

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