Ella no me necesita

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9 años antes de la actualidad.

Ella lo sabía, lo sabía desde el momento que cruzo aquella puerta, que la estaba observando. Sabía que me encontraba llorando por su partida. Y no le importo. Ella se fue bajo aquella tormenta, se fue cuando las gotas de lluvia caían sin parar, al igual que mis lágrimas cubrían mis mejillas. Me encontraba en medio de la escalera. Observándola irse. Lejos de mí.

¡Miriam! – escuche gritar a mi padre, que se encontraba en la puerta por donde había salido ella hace pocos minutos —¡No lo hagas!

¡Basta Rogelio! ¡Entiéndelo! —grito ella, con el mismo tono con el que mi padre le había hablado anteriormente— Ya. No. Te. Amo.

Esas cuatro palabras fueron como un golpe bajo para mi padre; lo sabía, porque observaba como el retrocedía un paso ante esas palabras. Rápidamente bajé lo que me quedaba de escaleras, y corriendo fui hace la puerta donde se encontraba mi padre. Levante mi cabeza para poder ver su rostro. Lo que vi fue peor para mí.

Él estaba llorando.

Observándola a ella subirse a su coche. Yo no iba a permitir que el siguiera llorando por ella, él era mi héroe. El único que realmente se preocupaba por mí; el que me peinaba y me llevaba al colegio, el que me preparaba mi comida favorita, el que me contaba un cuento para irme a dormir, el que me ayudaba con mis tareas. Él era mi héroe y no podía verlo llorar.

¿Qué vas a hacer con nuestra hija?,¿También la vas a abandonar? —pregunto mi padre, al verme al lado de él. Observando todo lo que sucedía. —¿Acaso tienes el corazón para hacerlo?

Mi madre me observaba desde la ventana de su auto, no supe descifrar lo que sentía en sus ojos azules, pero estaba seguro que en ellos no se encontraba el remordimiento causado por abandonarnos. Pero de lo que si estaba segura es que en los míos ella podía ver cómo me sentía: ira y tristeza.

—Ella estará mejor contigo, Rogelio—ella respondió con seguridad—No puedo llevarla conmigo. Ella no me necesita.

¿Qué si no la necesitaba?, ¿Quién se creía que era para decirme eso ?, ¿Acaso una niña de siete años no necesita a su madre? ¿A quién le iba a contar lo que me pasaba en la escuela? ¿en mi vida? Tenía que hablar muy seriamente con ella. En ese momento necesitaba saca toda mi ira, mi decepción y tristeza. Tenía que decirle que no me dejara.

Mi madre encendió el coche y se fue. Se fue bajo aquella tormenta, y desapareció de mi vista a unos cuantos metros debido a la intensidad de la lluvia.

—¡Mami!... ¡no!... ¡Mami! —Salí corriendo bajo la lluvia con mi pijama puesta, tenía que alcanzar a mi mami. No podía dejarla ir. No sin mí.

No sé cuánto tiempo estuve corriendo, solo recuerdo que le gritaba a mi mami, sin importar mojarme con aquella agua tan fría. Sé que pare cuando los brazos de mi padre me abrazaron y me dijo llorando conmigo—Vamos a casa, Cami. —y yo lo seguí.


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⏰ Última actualización: Mar 19, 2016 ⏰

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