¿Nuevo monitor?

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-Sam, ¡baja de la mesa ahora, no te lo quiero volver a repetir!- grité al pequeño niño de gafas que se encontraba bailando en la mesa como una sevillana

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-Sam, ¡baja de la mesa ahora, no te lo quiero volver a repetir!- grité al pequeño niño de gafas que se encontraba bailando en la mesa como una sevillana.
Un día de estos niños me darán un paro cardíaco.
Y... ¡Oh no! No piensen que son míos. Madre mía, son como 100 niños en este campamento, para tener 100 niños, bueno, ya me entendéis, hay que estar muy ocupada.
De todas formas, es como si los tuviera. Soy la directora de Camp Square, un campamento de niños huérfanos. Me gusta estar aquí, son como mis hermanos pequeños y no tengo preferidos, bueno, la pequeña Emma se podría considerar una excepción. Tiene cuatro años y vino a este campamento con un añito, sus padres murieron en un trágico accidente mientras ella estaba en casa. Ella no se acuerda de ellos. Ahora está bajo mi custodia, a diferencia de los demás, que están bajo custodia del campamento.
Sentí como tiraban del pantalón y me gire agachando la cabeza, para encontrarme con dos preciosos ojos azules. Era Emma, la dueña de mis pensamientos más maternales. Hoy iba muy mona, dos coletitas adornaban su rubia cabellera y un vestido con flores resaltaba con su blanca piel. Por todo su físico, cualquier persona se daría cuenta que no es mi hija realmente, pues soy muy morena de piel y tengo ojos azul oscuros.
-¿Que quieres Emmu?- la dije cariñosamente mientras lograba atrapar a un niño que intentaba escapar de su tanda de verduras.
Ella me enseñó mi teléfono móvil poniéndolo lo más alto que le llegaban sus cortos bracitos y me respondió adorablemente- el tato eta llamando- tendí la mano para que me diera el móvil y la cogí de la mano, ambas nos fuimos afuera para que se pudiera escuchar la conversación.
Me lleve el móvil a la oreja mientras me sentaba en un banco junto a Emma- ¿si?
-Hola princesa- esa voz siempre me hacia revivir mi infancia. De seguro sonreía, siempre he tenido a mi tío como a una muy buena persona, y de las más optimistas.
-Hola tío ¿todo bien?- contesté levemente preocupada.
-Yo bien, y tus abuelos también, te envían saludos- sonreí- y dicen que te quieren y que vayas algún día a visitarlos con su nietecita- reí.
-Diles que cuando pueda iremos- me fijé en Emma, estaba mirando fijamente a una mariposa, la perseguía con la mirada. Me miró y la señaló.
-Un hada- dijo.
Yo asentí y la di un beso en la frente.
Mi tío habló desde la otra línea- Ade, te quería pedir un grandísimo favor.
-Claro tío, ¿qué pasa?- dije preocupada a la vez que vigilaba a Emma con la mirada, cuando se lo proponía, podía desaparecer sigilosamente.
-No es nada- di un suspiro y me relajé- como sabes soy mánager de Cooper.
-Sí, el egoidiota- me reí ante mi absurdo pero cierto apodo.
-EH no lo llames así- me regañó, pero de seguro él también se estaba riendo- el caso es que se ha metido en muchos problemas y su madre y yo queremos que desconecte un rato de tanta fama- normal, el niño mimado desestimaba a su familia y se creía el rey de la montaña, esa historia era demasiado cliché incluso para Byron Cooper.
-Entiendo, quieres que le acepte como monitor porque aquí, salvo yo, nadie sabe quién es, ¿me equivoco?- dije atrayendo a Emma a mi lado para que no se me fuera, ganándose un berrinche de su parte.
-Estás en lo cierto, ¿podrías?- me suplicó.
-Claro, pero si se pasa lo más mínimo volverá- él solo afirmó con un sonido poco convencido desde la otra línea- ¿cuándo vendría?
-Pues... ¿mañana?- me dijo con voz angelical.
-¿¡Mañana!?- dije sin poder creérmelo- ¡pero si no me va a dar tiempo!- repliqué ante la propuesta.
-Por favor Ade- pidió mi tío, se le veía preocupado- es un buen chico.
Suspiré, mi tío tenía el corazón muy grande, tanto que no se daba cuenta que el ego de Byron Cooper no tenía ningún tipo de solución- de acuerdo, estará en mi cabaña y me ayudará a cuidar de los pequeños a mi cargo, será uno mas.
Oí como aplaudían y rodé mis ojos- estupendo, mañana te lo llevo, y ten paciencia.
-¿En serio? Vivo con 100 niños, paciencia creo que ya tengo suficiente- mi tío rió ante mi defensa.
-Te quiero Ade, nos vemos mañana- suspiré ante la mención de ello.
-Yo también te quiero, adiós- lancé un beso y colgué.
Emma me miraba esperando alguna explicación de lo que había hablado.
-Mañana vendrá un monitor nuevo amigo del tato y vivirá con nosotros en la casa, así me ayudará a cuidar de tus amigos- ella sonrió
-Biehhh, oto chico, ¿va a sed mi papá?- me reí fuertemente mientras negaba. Byron Cooper podía ser muchas cosas, pero padre responsable nunca llegaría a ser una de ellas.
-Si tú quieres peque, pero también está Austin, Rock o Rick esos también son tus papás ¿no?
Ella negó, haciendo a sus coletitas bailar- no, no, son malos, yo quelo a otro chico, ellos son feos. Yo quelo un papá guapo como tú, mama.
Reí y ella me miró sin entender, luego comenzó a reír también con inocencia. Luego dio un bostezo que interpreté muy bien.
-¿Quieres ir a dormir Emmu?- ella asintió restregándose los ojos.
La cogí en brazos y la llevé a la casa que tenía asignada. Abrí la puerta y subí las escaleras, la planta baja era para los niños, y la alta para los monitores y para Emma en este caso.
Abrí la puerta de su habitación y la dejé caer cautelosamente sobre la cama, dándome cuenta de que ya se había dormido. La arropé, cerré la puerta y volví al comedor para dar la noticia del nuevo monitor. Esperaba que los ánimos de tener un nuevo monitor fueran más grandes al no saber de quién se trataba.

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Conociendo al Mundo (CAM#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora