Un angelito protector.

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Ahora estoy viviendo en una cueva, mis ahorros me alcanzaron para irme a otro pueblo, allí no conocía a nadie todos eran unos extraños, empecé a trabajar y a ganarme el cariño de otra gente. Extrañaba a mi familia, y por mis poderes intentaba no usarlos. También una sencilla pregunta que rodeaba mi cabeza todos los días de mi vida: Quien soy?, esa pregunta me hacia sentir infeliz y me daban ganas de no seguir viviendo, Será que mis padres me han buscado? Ojala no porqué estarían muy tristes.
La cueva era muy acogedora y encontré un gata a quien nombre princesa, ella era muy tierna me consentía mucho y me seguía a todas partes, aunque era buena compañía me sentía aveces muy sola y me deprimía, tanto que un día me enferme, mis vecinos y amigos nuevos me ayudaron y se preocuparon mucho por mi, y me dijeron que me encontraba enferma ya que la humedad de la cueva me causaba daño, así que ya un poco alentada con unos ahorros que tenia y con ayuda de unos vecinos logre alquilar una cabaña que venia con muebles incluidos.
Todo iba bien en mi nuevo hogar, excepto por todas pesadillas que tenia en las noches que me causaban llanto, pero en esos momentos sentía la acaricia de alguien que me cuidaba, era un espíritu que me arrullaba y me hacia sentir bien. Una noche me canse y le grite
-Quien eres?
De repente note que de la oscuridad se veía una sombra que me dijo:
-Te incomoda mi compañía?
Me temblaron las piernas, empecé a sudar y también a tartamudear. Y luego repitió
-Te hice una pregunta, te incomoda mi compañía?
-Es que no se quien eres, respondí.
-Ok, entonces me voy, me dijo.
-No, no quiero estar sola, le dije.
Aunque todavía no lograba ver su rostro, note su expresión de sonrisa y le volví a preguntar
-Quien eres?
El coloco su dedo en mi boca y me dijo:
-Eso ahora no es importante.

Sara!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora