Paranoia.

235 28 10
                                    

De nuevo estoy aquí, solo... así ha sido, casí siempre, estoy seguro que había un momento en el que no fue así.
Sí, así es, lo recuerdo, fue en el momento que estuvimos juntos...

-Juntos... -Pronuncie. Aquellas palabras hicieron eco en mis oídos.
Aún me lo pregunto, el por qué me has dejado, en verdad yo ¿era tan mala compañía? ¿tan insoportable era? ¿o simplemente tú no me querías? Había tantas preguntas que tenía y ninguna respuesta.

Me deje caer sobre la cama, una cama sucia y en extremo descuidada, ¿desde cuándo no cambiaba estas sabanas? Realmente no lo sabía ¿desde cuándo estoy aquí encerrado, dejandome caer de muerto? Eso tampoco lo sé.

Encendí un cigarrillo, le dí una fumada y solté el humo, mirando hacía el techo, de momento unos recuerdos llegaron a mi mente...

"-Me gustaría que pintaramos esté cuarto de otro color -Dijiste con entusiamos y una sonrisa, esa sonrisa que tanto amo.

-¿Cómo cúal? -Me acerqué a aquel calido cuerpo y lo abracé.

-Hm, no lo sé, tal vez un azul rey.

-Me gusta ese color -Dejé un beso en tú mejilla, te sonrojaste y volviste a sonreir.

-Me gusta escuchar eso -Dejaste un beso en mis labios y saliste del cuarto."

Observé aquélla vieja escena repetirse en mi mente, ¿por qué sí te veías tan feliz a mi lado me dejaste...?

Silenciosas lágrimas comenzarón a brotar, no podía evitarlo, toda mi felicidad, mi amor, mis ganas de vivir, mi alma, te las había entregado. Y te habías marchado con todo eso.

Me sentía tan desolado. Observé mi mano izquierda, aquellas heridas que me había causado hace no mucho tiempo aún no cicatrizaban, incluso aún dolían si las tocaba, pero no era nada comparado con el incesante dolor que sofoca a mi pecho.

Me senté en la cama, miré la navaja durante un tiempo, y sin dudarlo mucho hice varios cortes no muy profundos con ella en mi brazo izquierdo otra vez, observando como la sangre cubría mi brazo, manchando las sábanas y mi ropa.

De nuevo me acosté sobre la cama, mirando hacía el techo otra vez. Pude percatarme que una mariposa había entrado a mi cuarto, me cuestione cómo lo había logrado, después de todo las ventanas estaban cerradas al igual que la puerta. Suspiré, levanté mi mano y luego mi dedo índice y la mariposa se colocó en él.

-Me gustaría ser como tú ¿sabes? -le sonreí, una sonrisa triste y melancólica -Ser libre... pero en verdad yo no puedo serlo...

La mariposa voló de mi dedo, sólo la observe irse estando acostado en la cama, como de costumbres, ver pasar todo y esperar a que pase algo o a que muera... lo que suceda primero.

-¿Por qué hago esto? -susurré para mí mismo. Esa pregunta era facil de contestar después de todo... -Me hice dependiente de tí.

¿Cómo no serlo? si con aquélla bella sonrisa que siempre me dabas mi día se iluminaba por completo.

Recorde como empezó todo. Nos conocimos en una fiesta, ambos estabamos relativamente solos en esa fiesta, así que hablamos, eras una persona encantadora. Nos hicimos amigos, conocí todos tús defectos y tús virtudes, y me enamoré de todo eso. Me confesé a tí y me correspondiste, sin duda algúna, ese fué el mejor día de mi vida. Y contigo me sentí como nunca lo había hecho, querido.

Nuestra relación no era mala, nos entendíamos, hablabamos y arreglabamos las cosas, pero, de un momento a otro te empezaste a alejar de mí, y todo empeoró cuando comenzarón las peleas, ambos las iniciabamos, a veces tú, a veces yo.

-Y entonces decidiste irte, y dejarme -Mi voz entre cortada sonaba a la par que mi celular, ya llevaba sonando al menos tres o cinco días, creo que perdí la cuenta, hasta la perdí de cuantos llevó aquí... aún así no iba a contestar nada, prefiero sumergirme en mi misera yo solo.

Comencé a llorar nuevamente, no podía encontrar aún un consuelo, o quizás ¿sí?...

"Sería más fácil sí abandonaras todo, tú dolor se convertiría en placer"

Escuché esas palabras en mi cabeza, cómo si alguien más las dijera. Aunque de alguna manera tenía razón ¿no?, esboce una ligera sonrisa.

-Es la única salida... -Dije, el celular continuaba sonando, lo tomé y lancé hacía otro lugar, esperando a que se callara.

Tomé la sábana, la enrolle, busqué algún lugar donde pudiera colgarla sin mucho problema, y lo encontré cerca de la entrada del departamento, pero eso no importaba ahora... ya no más. Busqué un banco y lo coloqué cerca de la improvisada cuerda hecha con la sábana. Coloqué la cuerda al rededor de mi cuello, y salté del banco...

" Siento la garganta demasiado caliente.

Rápido quiero escuchar tú voz.

Después de esto...

Escucha mi ultimo deseo...

Te amo...

Yo... te amo. "

Un cuello colgado, oidos que no pueden escuchar, una garganta incapaz de gritar, píes inmóviles ¿acaso estoy soñando, o es realidad? no lo sé, pero sin duda tú... estabas mirandome.

Tus ojos reflejaban una gran desesperación al verme, realmente amor mío, lamento mucho el darte esta última imagen de mí, en estos momentos me arrepiento mucho de este gran error que he cometido, debía aprender a luchar para seguir vivo y tal vez buscarte de nuevo, por favor te pido que no me dejes morir, salvame, salvame de mí mismo, amor mío.

Te acercaste rápidamente hacía donde yo estaba tratando de romper aquélla cuerda, mi vista se tornó borrosa.

-Lo... siento... - te dije antes de caer inconsciente y encontrarme de nuevo en aquél lugar de oscuridad...


••••••

Desperté.
Había despertado en el cuarto de algún hospital.

Lo habías hecho... realmente tú me habías salvado...
Al incorporarme bien pude observarte, estabas durmiendo en una silla junto a mi cama. Aquélla sensación de felicidad que no recordaba llegó a mi de nuevo.

Gracias, amor mío, por salvarme de toda aquella paranoia que me rodeaba, por salvarme de mi propia debilidad, te prometo que jamás volveré a intentar algo como esto, por tí, amor mío, seré fuerte, estés o no conmigo.

Te amo y este amor me hará fuerte para continuar, te lo prometo...

Paranoid Doll - Kamui Gakupo (CVY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora