CAPÍTULO II: EL ANILLO OSCURO

45 4 0
                                    

Antes del amanecer, el cargamento a Kus ya había empezado a moverse. Dos caballos blancos y grandes eran los responsables de llevar la carreta donde se llevaban las provisiones y armamento para el pueblo de Kus.

Aquel lugar estaba siendo invadido por duendes nocturnos, no se entendía por qué no enviaban guerreros a luchar contra ellos, llevarle provisión a los habitantes de Kus no era diferente a criar cerdos para el matadero, pero así se había comenzado a vivir desde que el actual Rey de Einderlaft había tomado el poder. Aumentó los impuestos y comenzó a tomar a los guerreros de clase alta como sus guardias personales, la corrupción la pagaban los pueblos pequeños como Kus.

En la carreta iban Raven y Abner, se miraban bastante diferentes al día anterior ya que con el dinero recibido pudieron comprar mejor armamento. Su misión era sencilla, escoltar el cargamento vigilando posibles ataques y regresar a la mañana siguiente a Lieben, era casi imposible olvidarlo. Por otro lado, debían cumplir la misión de Alejandro, Abner llevaba el paquete con él en todo momento.

El camino a Kus era de tres horas a caballo y el paisaje era bastante hermoso a la vista pese a que aún no salía el sol, los pinos altos y frondosos refrescaban el ambiente; algo digno de verse en una hermosa madrugada, una madrugada bastante fría.

- ¿Qué crees que haya adentro del paquete? – Preguntó Raven.

- No lo sé, pero no podemos abrirlo, estamos bajo amenazas.

- Tienes razón, ¿lograste dormir anoche?

- Sí ¿por?

- Por nada, sólo que, estoy realmente preocupada, ¿no te parece sospechoso? Somos nuevos en esto.

- Sí, es muy sospechoso, ¿será que vio algo en nosotros?

- ¿Tú y yo? ¿El que reprobó y la que no tiene sentimientos? Lo dudo mucho, pero...

- ¿Pero…?

- No me cabe duda de que algo sucederá, espero que nadie te espere allá atrás…

- ¿A qué te refieres? ¿Dices que podríamos morir o ser asesinados?

- Algo así, sería lo mejor para los negocios del Rey, pero a mí nadie me espera allá atrás. Si no vuelvo, no importaría.

- Volveremos vivos Raven.

- No te creas el típico héroe que dice eso en las historias de amor, Kreinroter.

- Esa no es mi intención Raven.

- Ahora dices que no, eres tan impredecible.

- ¿Qué?

- Olvídalo… Ya casi amanece.

Así como Raven dijo, el sol comenzaba a aparecer débilmente en el horizonte, el color azul profundo comenzaba a aclararse con el paso de los minutos; cuando menos esperaron, el sol ya daba su calor en el cielo.

Tres horas y media habían pasado desde que salieron de Lieben, cuando por fin arribaron a Kus. Ya no se miraba como el pueblo que era antes, donde la leche era producida para llevarla a todo Einderlaft, la cara de las personas en la calle demostraba lo asustados y preocupados que estaban, no había niños jugando en la plaza principal del pueblo, no había ancianos en los callejones hablando de la vida. El pueblo estaba desolado, algunas casas destruidas y otras quemadas.

El sonido de los cascos de los caballos que llevaban la carreta hizo que algunos salieran de sus casas. Al ver a los jóvenes en la carreta, sus ojos se llenaron de esperanzas, esos ojos que pedían clemencia, que pedían una oportunidad para ser salvados.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 29, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Heilig: El Nacimiento y el Monstruo Del Desierto [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora